Llevaba bastante rato terminando de ordenar los pedidos que me habían hecho. Si bien era obvio para mí que no tenía absolutamente todo claro acerca del trabajo, pude adaptarme perfectamente y llevar un ritmo decente. Aún así, la ayuda de Dominic era elemental.Ya me faltaba poco para terminar. Mi horario de trabajo había culminado pero yo continuaba en la oficina para poder dejar lo que me pidieron completo. No estaba sola, Clarice y unos cuantos compañeros más todavía se encontraban allí. Escribía a paso apurado y firme. No era que no me gustara el empleo, pero ya tenía un buen tiempo aquí dentro hoy y el día se me estaba haciendo largo entre papeles y pantallas. Tampoco es que tuviera algo mejor que hacer.
— ¿Tienes un resaltador amarillo? —Clarice preguntó a mi izquierda y yo asentí concentrada en mi pantalla. Tomé el fibrón y se lo entregué sin dejar de prestar atención al monitor.
— ¿Opinas que se ve mejor con el amarillo o el verde? —Volvió a preguntar. Yo estaba súper ansiosa por terminar el trabajo e irme a casa, pero ella al parecer se sentía entretenida dentro de la oficina. ¿Quién se queda extra en el trabajo preguntándose qué resaltador es más bonito?
Miré rápidamente su papel y volví a enfocarme en lo mío. —Verde. —dije simplemente, continuando apresurada con el documento y rogando porque no haya más interrupciones.
— ¿No crees que es muy chillón? —insistió, y yo tuve que hacer control mental para no maldecirla de arriba abajo. Quería a Clarice, pero debía admitir que era un poco intensa cuando estaba aburrida, más que nada con respecto a su perfeccionismo. En situaciones en las cuales yo estaba apurada, como esta, no era recomendable que me hablaran mucho. Ante su pregunta, simplemente negué con la cabeza y continué inmersa en mi pantalla.
—Sofía. —Otra vez habló, y por poco no le revoleé una engrapadora. La ignoré y seguí con lo mío sin mirarla. —Hey, Sofía. —repitió. ¿Qué tan demandante se puede ser?
— ¿Qué? —respondí un poco alterada.
—Te están esperando. —contestó, pero sin mirarme a mí. Estaba un poco sorprendida y sus ojos se dirigían a encima de mi cabeza. Extrañada me di vuelta y vi a Jackson parado frente a mi escritorio mirándome con ese porte tan característico de jefe.
— ¿Tienes un minuto? —preguntó serio. Yo giré levemente la cabeza para corroborar que me estuviera hablando a mí, y cunado comprobé que así era asentí.
—Claro. —Era extraño. Jack no venía a las oficinas del segundo piso nunca, y menos que menos a buscar algún pasante personalmente. En general, no tenía muchas citas personales con los empleados. Me pregunté si me había metido en problemas o si habría descubierto que realmente no soy quien digo ser y no tengo idea del tema, pero no me precipité a sacar conclusiones; ya me iba a enterar.
Me levanté y lo seguí por atrás hasta su oficina. Antes de retirarme del piso volteé a ver a Clarice, quien estaba mirándome sin palabras y haciendo gestos raros indicando "tú puedes" o "está bien bueno, suertuda". De cualquier forma, no estaba segura de tener suerte en esta situación.
Cuando estábamos los dos juntos en el ascensor finalmente pregunté: — ¿Pasó algo?
Su semblante no cambió mucho, y su respuesta fue concisa. —Ya lo verás.
No tenía claro si quería hacerse el misterioso o si realmente estaba en problemas, por lo que me mantuve callada. Después de todo era mi "jefe".
Llegamos a su oficina y me dio el paso para que ingresara primero. Así lo hice, para después tomar asiento ante su sugerencia mientras él cerraba la puerta detrás e imitaba mi acción del otro lado de la mesa. Estábamos enfrentados, y yo estaba preparada para hacer frente a cualquier sermón pero sin ser demasiado agresiva.
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Mercenarios
Mystery / ThrillerPara una chica de buena familia y un techo sobre su cabeza debe ser impensado tomar un arma y reventarle la cabeza a un desconocido, o eso imagino, ¿no? Como sea, no es mi suerte. Quizás si no fuera la miserable que mi padre convirtió tendría un poc...