Capítulo 16: dos puntas

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Jack tomó de nuevo la pelota que rebotó en el aro y encestó sin dificultad. Los niños a su alrededor lo festejaban e intentaban agarrar el balón para encestar, pero muchos fallaban. Jackson por su parte los ayudaba levantándolos en el aire y acercándolos al cesto para facilitarles la tarea.

Si algo le faltaba a Jack para quitar mis prejuicios sobre él era saber que asistía a un merendero de la iglesia para ayudar todos los sábados. Realmente me gustaba ver la manera en la que disfrutaba la presencia de los niños y pasar tiempo con ellos, a pesar de que yo no tenía ni siquiera proyecto de tener un hijo.

—¡Sof, ven! —Me alentó a que me uniera con ellos, y yo acepté. Se veía divertido.

Me acerqué a ellos y rápidamente me sentí integrada en el juego que practicaban. Había niños y niñas, de todas las edades. Lo sorprendente es lo unidos que parecían y lo bien que congeniaban con Jack.

Una niña pequeña de rizos morenos recibió el balón con dificultad e hizo el intento de tirarlo al aro pero, como era de esperarse, debido a su altura la pelota pasó muy lejos. Jackson la levantó y la colocó sobre sus hombros pasándole la pelota otra vez.

­—Ten Diana, intenta de nuevo. —La alentó acercándose a una distancia lo suficientemente corta como para que ella encestara. De hecho, el balón pasó por el aro, y todos festejamos.

Los niños eran hermosos y divertidos. A pesar de la carencia material que podría tener sus vidas ellos se mostraban muy felices, como cualquier infante. La inocencia que se posee los primeros años de vida es un regalo que muchas veces no es valorado, tal y como la capacidad de vivir el presente y sentir mayor empatía. Los niños son de quien verdaderamente deberíamos aprender.

Llegó mi turno y me pasaron el balón en el medio del juego. A pesar de que estaba lejos y en un ángulo muy poco favorable, lancé la pelota y encesté en el primer tiro. No era sorpresa que las actividades físicas eran lo mío.

—¿Sabes jugar? —preguntó Jack sorprendido.

—Soy algo buena con los deportes. —contesté encogiéndome de hombros.

Continuamos jugando un rato más, hasta que Jack invitó a los niños un helado y todos salieron corriendo emocionados a sentarse en el comedor, mientras nosotros los seguíamos unos metros por detrás.

—¿Tienes planes para esta noche? —preguntó Jackson mientras caminábamos.

—No creo. ¿Por? —contesté, pero ya sabía por qué preguntaba. Este era el momento en que me sugería un plan, pero yo todavía tenía la imagen de él y aquella castaña en la fiesta. Ya no estaba segura de si mis intenciones con él realmente estaban relacionadas con trabajo o si se estaba tornando personal, pero debía descifrarlo pronto.

—Un viejo amigo mío inaugura un bar nuevo en el centro esta noche y me preguntaba si querías venir conmigo. —Había oído de ese bar, seguramente era bastante famoso puesto que ni siquiera estaba abierto aún pero todo el mundo hablaba de él.

—Mm no lo sé. ¿Tu novia irá? —pregunté fastidiándolo. Estaba segura de que se lo tomaría como una escena de celos, pero en realidad no era eso. Simplemente quería dar pie a tener una conversación más parecida a "¿qué somos?", puesto que el tiempo corría y yo necesitaba ganarme su confianza.

—¿Mi novia? No tengo novia. —negó extrañado.

—Ya sabes, esa castaña alta linda de ojos claros.

—¿Marina? Ella no es mi novia.

—¿Ex novia? —repliqué. Yo ya sabía la respuesta.

—Sí.

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