Capítulo 10: el inicio del plan

72 30 14
                                    




— ¿Estás lista? —Jack preguntó antes de voltearse hacia mí.

—Eso creo. —contesté. Tenía un poco de ansias, después de todo, este era el momento con el que llevaba soñando años.

No sé cómo, pero él se las había arreglado para que antes de un partido yo pudiera entrar a la zona en la que se encontraban los vestidores para conocer a Rose. Por supuesto, y mejor que todo, luego me invitó a que nos quedáramos a ver el partido. No sólo podía ver a mi jugador favorito, sino que también tendría la oportunidad de ver el juego.

Entramos al estadio por un ingreso distinto. Jackson dijo su apellido y al parecer lo esperaban, porque el hombre de la entrada nos dejó pasar.

Nos adentramos en un lugar muy distinto al de la entrada principal pero igual de imponente. Todo era muy moderno y perfectamente organizado. Había gente yendo y viniendo, cada uno enfocado en sus propios asuntos sin saber qué pasaba por mi mente.

—Por aquí. —indicó Jack, quien aparentemente había estado varias veces aquí antes. Lo seguí por detrás sin dejar de observar disimuladamente a mi alrededor.

Cuando caminábamos por un corredor a lo lejos divisé un hombre de traje dirigiéndose hacia nosotros, pero no le di importancia. Había muchos con un aspecto parecido. Resulta que cuando estaba a una distancia cercana frena con una sonrisa, y a mi izquierda Jack hace lo mismo.

—Fernando, qué bueno verte. —lo saludó con un ligero abrazo amigable.

— ¿Cómo estás, Jack? He oído muchas buenas noticias acerca de tus nuevos negocios. —El tal Fernando mencionó con el mismo modo agradable.

—Han sido tiempos buenos, pero Dominic y yo seguimos trabajando en el proceso. —respondió, y yo presté un poco más de atención. No solía nombrar a Dom mucho, más bien casi nunca, a pesar de ser socios. El resentimiento que se tenían uno a otro era más evidente en lo personal, durante las horas de trabajo lo ocultaban muy bien. —Ella es Sofía. Sofía, él es un viejo amigo, Fernando.

— Un placer. —Con una sonrisa le di la mano en un suave apretón, y él me devolvió el saludo.

— Tu debes ser la fanática de Rose, ¿verdad? —preguntó.

—Desde que soy pequeña. —respondí asintiendo.

—Él estará encantado de conocerte, ya le dije que tendría visitas. —Se dio vuelta indicándonos que lo siguiéramos. —Vengan por aquí, por favor.

Mientras recorríamos Jack y Fernando conversaban acerca de sus ex compañeros de facultad, sus familias y otros. El camino fue lo suficientemente largo como para que yo estuviera incluida también en una conversación acerca de la posición de los Pistons en la liga y cómo será el próximo resultado. Por suerte no escuché ningún comentario acerca de la ex de Jack o incluso de su pareja actual, si es que tiene una. Todavía me pregunto quién era esa castaña que vi salir de su casa hace unos días.

Llegamos a una puerta en la derecha y Fernando nos hizo un gesto para que aguardáramos. —Lo llamaré, denme un segundo. —dijo antes se entrar.

— ¿Vienes seguido a esta parte del estadio? —pregunté cuando ya estábamos solos.

—Algo así. Soy un buen socio del club.

Antes de que pudiera decir otra cosa, Fernando apareció de nuevo y detrás de él un cuerpo de un metro noventa se hizo presente.

Casi no pude respirar en el instante cuando lo vi. Fue como cumplir una meta que llevaba pendiente durante tanto tiempo, que no me di cuenta que estaba realmente pasando. El pensamiento que más inundó mi mente, en cambio, no fue muy feliz; ojalá mi hermana estuviera aquí conmigo.

MercenariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora