Mercenarios

Capítulo 15: En la casa

Resulta que la misión de Jason se trataba de venir a almorzar a un hotel realmente enorme y lujoso, el cual contaba con un restaurante de alta clase.

No me dio demasiados detalles acerca de lo que hacíamos aquí. No entendía si era una invitación a tener una cita o si de verdad debía cumplir una misión. De todas formas yo no insistí demasiado para recibir información.

Sumando a la confusión, sólo habíamos venido nosotros dos solos. Christopher seguía inconsciente en la casa, y ya era evidente que no estaba dormido. Habíamos decidido dejarlo así un pequeño tiempo más, y si no despierta lo llevaríamos al hospital.

Mientras tanto yo me encontraba sentada en una de las mesas del restaurante, y Jason había ido a pedir <<no sé qué>> a la barra, por lo que opté por esperarlo mientras leía la carta. Por supuesto que si pedíamos algo él iba a pagarlo, pero no estaba convencida de que estuviéramos aquí para comer, sino para algo más.

JASON POV

Miré en todas las direcciones. El muy inútil vivía en grande, como si nada ni nadie más existiera. A la legua podía notar el grado de imbecilidad que sostenía, no era comprensible cómo tanta gente se le acercaba. Además apestaba, ningún perfume caro tapaba eso.

Una mesera se acercó a tomarle la orden, y por supuesto que él le echaba ojos de arriba abajo a pesar de estar sentado junto a una mujer, vale aclarar que más de veinte años menor. Dios mío, salga de ahí señorita.

No pasó demasiado tiempo hasta que la mesera terminó de anotar el pedido y se dirigió de nuevo a la cocina, la cual estaba casualmente pegada a la barra. Yo me encontraba allí mismo tomando un café, o fingiendo que lo hacía, mientras esperaba cautelosamente a que llegara la comida de este infeliz.

Lo había estudiado de arriba a abajo sin errores. Los pedidos de las mesas en el ala este esperaban sobre el lado izquierdo de la barra antes de ser entregados, exactamente donde estaba yo. Sólo debería ser discreto. Ya había identificado cuál era la mesa, la mesera, y hasta sabría descifrar el pedido del hombre. Como siempre, un vaso de Royal Salute con tres hielos. Nunca entenderé por qué la exactitud en el pedido de los hielos.

Continué  tomando mi café pacientemente. Sofía todavía estaba esperando en la mesa, pero ya iría junto a ella cuando terminara mi trabajo aquí. No tardaría demasiado.

Estar sentado sin hacer nada me permitió agudizar el oído para escuchar lo que pasaba en vidas ajenas. No mucho. Una niña pidiendo un juguete nuevo, una novia contándole a su pareja sus vacaciones, un par de señores conversando sobre el clima y dos abuelitos compartiendo fotos de sus nietos. Nada de otro mundo.

La espera no fue muy larga hasta que con mis ojos divisé una bandeja. La bandeja. Exactamente como lo preví, un Royal Salute, y efectivamente estaban los tres hielos. Por otra parte también había jugo de frutas y un crepé, pero supuse que era de su acompañante.

Agarré mi café justo a tiempo y pagué lo correspondiente para llevarlo a la mesa donde estaba Sofía, sin dejar de mirar con disimulo el pedido de al lado. Estaba justo sobre la barra a un par de metros de mí, debería ser rápido antes de que lo lleven.

Tal y como creí, la bandeja se posaba al lado de los aderezos y servilletas por lo que mi trabajo sería aún más fácil. Caminé indiferente rumbo a buscar "azúcar", mientras con la mano izquierda tocaba en mi bolsillo lo que completaría la misión. Aquí estaba. Exactamente frente al vaso que me quitaría el enojo. Nadie me estaba mirando, por lo que este era el momento justo. Estiré mi brazo para tomar el azúcar y ponerle al café, pero mis intenciones eran otras. El vaso de whisky estaba precisamente al lado, lo que no me impidió tomar el sobre de mi bolsillo y verter una dosis invisible pero completa entre los hielos. Esto dejaría a ese hijo de puta durmiendo una vida entera si tenía en cuenta sus problemas cardíacos.