Capítulo 3: Debate

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No era mi primer día. Ya llevaba un rato dentro de la empresa siguiendo las órdenes de Dominic tanto en lo legal como en lo que no. A pesar de que mi principal razón aquí era el asesinato de Jack, me alegraba poder tener un puesto de trabajo estable, aunque sea solamente temporal hasta que cumpla mi encargo.

En cuanto al verdadero trabajo que debía realizar, no había muchos avances. Jackson era un tipo reservado y difícil de conquistar, no se dejaba llevar por un simple rostro bonito, al contrario de la mayoría de los hombres ricos con los que me había cruzado anteriormente. Entendía por qué Dom quería que yo sacara la información, era un cajón de secretos ocultos. A simple vista no se notaba, pero específicamente yo al intentar ingresar en su carcasa tantas veces pude darme cuenta de que es un tipo duro. Y eso me atraía aún más.

Mi celular vibró en mi bolsillo y me fijé quién era. No acostumbraba a recibir muchos mensajes, pues no tenía demasiados contactos. Sin embargo no necesité mucho tiempo para descifrar quién me había enviado este. Venía de un número no agendado.

"Cariño, hoy estás muy linda, espero tengas éxito. O mejor no. Que gane el mejor."

Jason. Nadie más podría ser tan impertinente. Debía tener mi número guardado de tiempos pasados, aunque de igual manera él siempre conseguía lo que quería. Con su lista de conocidos y favores no creo que haya sido muy difícil conseguir mi teléfono.

Eso me recordó la conversación pendiente que tenía con Dominic, la cual nunca tuve oportunidad para sacar a desarrollo, hasta hoy.

Ingresé en el edificio a paso decidido y conociendo el lugar pues ya llevaba un breve tiempo en estos pasillos. El hecho de tener una relación estrecha con uno de los jefes me permitía el fácil acceso a su oficina, y no era para nada simple que alguien ingresara así porque sí. Pero su secretaria ya me conocía, es más, probablemente pensaba que era la amante. Dominic le dejó en claro que yo podía pasar cuando quisiera, siempre que no estuviera ocupado, cosa que no hacía con nadie.

— Hola Sandra, ¿está el señor Shawrenger disponible? —le pregunté en cuanto llegué a su escritorio.

Ella me miró de arriba abajo como solía hacer. No le caía muy bien, creo que tenía un amor especial por Dominic y definitivamente pensaba que yo estaba revolcándome con él.

—Sí. Le avisaré que estás aquí. —dijo seguido de levantar un teléfono e intercambiar un par de palabras con quien supuse era él. —Señor, está Sofía. Sí. Claro, —soltó una breve carcajada. Cortó y su sonrisa se disipó para luego mirarme a mí. —Dice que pases.

Le hice un gesto de agradecimiento y fui hacia el ascensor que me llevaba a su oficina. Mientras subía pensaba en la sarta de cosas que estaba a punto de decirle, no estaba muy contenta.

La puerta se abrió y él me recibió con una sonrisa y los brazos abiertos en su típico traje. Estaba sentado detrás de su escritorio característico de oficina, con su computadora y las carpetas.

—Justo la persona que esperaba ver. Qué gusto verte de nuevo Sofía.

—Nos vimos hace dos días. —le dije levantando la ceja.

Suspiró. —Dos días pueden ser una eternidad en este negocio. ¿Qué te trae por aquí?

— ¿Por qué le has encargado lo mismo que a mí a Jason? —pregunté sin más. Quizá no fue muy objetiva, se podía ver que detestaba a Jason desde cualquier punto.

—Ah, veo que ustedes se conocen. Él se ofreció a decir verdad.

—Y tú aceptaste sin importar lo que habías acordado conmigo.

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