Me encontraba sentada en la oficina de la casa de Jackson. Sola. Él se había ido a buscar unas carpetas que hacían falta para completar unos tópicos del trabajo mientras yo lo esperaba "continuando". En el tiempo que estuve sola, que fue bastante puesto que esas carpetas al parecer estaban bien guardadas, no sólo recorrí con exactitud la oficina, sino los alrededores. Este era el lugar más recóndito y cerrado de la casa, Jack me había dicho que además de él no mucha gente venía aquí puesto que mantenía sus negocios en la empresa, por lo que supuse que habría algo que me interesara en esta habitación.Con la cercanía que había ganado con él, tuve la suerte de conocer una buena parte de su casa, a pesar de que era enorme. La oficina, lugar donde sospechaba que estaba lo que más me interesaba, la conocía de memoria. A decir verdad, sin importar lo que recorrí no encontré un indicio extraño que me demostrara algo secreto; como una caja fuerte o un ropero con llave. Todo parecía estar a la vista.
Pensé que quizás algo tan valioso no lo guardaría en su casa, tal vez en la empresa. Pero, ¿por qué no querría tenerlo cerca de él si es tan importante? Dominic dijo que no estaba en las cajas de seguridad del banco, ni en las cajas fuertes de la empresa, y él suponía que en su casa era el lugar ideal para esconderlos. Además, eran muy útiles, por lo que necesitaba tenerlos a mano.
Casi rendida y decidida a buscarlos en otro lado hice mi último movimiento en la oficina. Tomé una cámara súper pequeña, de esas que se camuflan en cualquier sitio, y opté por ponerla escondida detrás de un cuadro en un estante. Desde allí tendría buena perspectiva para ver todos los movimientos que Jack haría dentro de la oficina. Como esa, había colocado varias más en distintos lugares de la casa, menos en su dormitorio el cual todavía no había visitado.
Cuando terminé de colocarla a máxima velocidad, presté atención a mi izquierda. Había un hueco casi invisible entre la pared y el techo, oculto detrás de un cuadro. No se veía desde ningún otro punto de la habitación, sólo desde donde yo estaba. Cualquiera pensaría que era un simple detalle de la pintura, pero yo no lo dejé pasar. Estaba muy bien sellado y no era para nada sospechoso, pero mi intuición decía que había algo más. Estaba muy rebuscado y creí que no tendría tiempo para meter mis manos allí, además de que probablemente tendría un seguro con llave detrás del cemento, por lo que decidí activar la cámara y esperar a observar a Jack meterse allí adentro. El video se vería reflejado en una vieja computadora que tenía en mi apartamento. Era sólo un hueco minúsculo como los que hay en cualquier casa, pero Jackson era muy inteligente como para dejar cosas de valor al simple acceso.
Volví a sentarme justo a tiempo antes de que él regresara con la pila de papeles en las manos, cerrando la puerta detrás de él.
—Aquí están. Me costó encontrarlos, por poco creí que los había dejado en la empresa. —Los colocó sobre la mesa y luego se sentó en la cabecera.
—Por suerte aparecieron. —dije mientras los tomé para unirlos al resto de las carpetas. —Genial, entonces ya casi estamos, sólo faltan las impresiones que llegan el lunes y listo, ¿verdad?
—Claro. Estamos a un paso de presentarlo.
Hubo un silencio algo incómodo entre nosotros. Ambos éramos conscientes de la tensión sobre lo pasado en el auto aquel día, pero ninguno había mencionado nada. Desde entonces hubo una cierta incomodidad en el ambiente, propio de la confusión en nuestras mentes. Pensé que quizá fue un poco apresurado, pero entre nosotros ya se había construido una cierta tensión sexual. No iba a negar que era extraño estar así con mi propio jefe.
—Creo que ya es hora de irme. —dije simplemente, antes de amagar para levantarme.
—Espera. —me frenó. —Esto no tiene que ser incómodo. —dijo antes de que me parara, y yo volví a sentarme en mi asiento.

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Mercenarios
Mystery / ThrillerPara una chica de buena familia y un techo sobre su cabeza debe ser impensado tomar un arma y reventarle la cabeza a un desconocido, o eso imagino, ¿no? Como sea, no es mi suerte. Quizás si no fuera la miserable que mi padre convirtió tendría un poc...