El camino en el auto fue más vale silencioso. Y con razón. Después de levantarnos desnudos en la misma cama tras la noche pasada había un par de incomodidades entre nosotros. De todas maneras, ninguno se arrepentía de nada. Estaba segura.El día tan esperado había llegado y nos encontrábamos viajando rumbo a hallar a Christopher, si es que no estaba muerto aún. Planeamos qué hacer durante días, y repasamos todo antes de salir para estar confiados. Según nuestros cálculos, Christopher continuaba en aquel hospital abandonado o eso marcaba el chip de rastreo.
La idea no era muy fácil de cumplir. Pensábamos en entrar al lugar a hurtadillas, encontrarlo y traerlo con nosotros sin que nadie supiera. A través de satélites, planos y fotos estudiamos todos los conductos y atajos del lugar para poder pasar desapercibidos y lograr un escape efectivo, pero nada era garantizado. Teníamos todo finamente planeado, pero los nervios no cesaban de estar a flor de piel y meterse en un cuartel de mafiosos como ese tenía muchas complicaciones, empezando por no saber siquiera si mi padre estaba vivo. De todas formas ambos nos dedicábamos a esto, a estar ocultos, por lo que tenía una cierta confianza en nosotros.
— ¿Quieres que repasemos el plan? —Rompió el silencio del auto. Ninguno de los dos dijo ni una palabra respecto a anoche. Sólo remarcamos que tuvimos que salir más tarde, y claramente era debido a la larga noche que pasamos.
—Claro. Entramos por la ventilación del ala este y nos dirigimos hasta la sala de cirugías, si es que el chip continúa indicando que Chris está ahí.
—Exacto. En caso de que así sea, chequeamos que no haya nadie en el piso. Como las probabilidades de que eso pase son casi nulas porque conocemos a Mariano, las emisiones de cloroformo son el siguiente paso. Trajimos las máscaras, ¿verdad?
—Sí, yo las cargué. Luego de que queden inconscientes tomamos a mi padre y lo atamos para arrastrarlo de nuevo por el conducto, si es que está inconsciente.
—Realmente espero que esté despierto. Es un hombre muy pesado.
—Yo espero que esté vivo. —dije en un suspiro. Su estado de consciencia era lo de menos.
—Lo está. Sólo ten confianza. —Me reconfortó enfocando sus ojos en la ruta.
— ¿Cómo crees que saldrá esto? —Quise saber. Yo no tenía ni idea de qué esperar de hoy, ni siquiera sabía por qué hacíamos esto.
—A decir verdad, no lo sé. Incluso no sé si llegaremos vivos al final del día, pero si las cosas se complican mucho ya sabes qué haremos. —dijo esta vez mirándome haciéndome recordar nuestro preciso plan de escape.
—Sí, me acuerdo. Tendríamos que haber repasado el plan más antes de dormir. —Era elemental que estuviésemos seguros de cómo sería la salida si queríamos que todo marchara bien.
—Estábamos muy ocupados haciendo otras cosas. —Tenía una media sonrisa en su rostro acompañado de una mirada seductora mientras me miraba de reojo. No puedo creer que haya sacado a relucir este tema.
—Madura ya, enfoquémonos en lo importante. —Evité la conversación y miré hacia afuera por la ventana ignorando el contacto visual.
—No gritabas lo mismo ayer a la noche. —Otra vez volvió a provocarme. Le encantaba fastidiarme.
—Dios, Jason. —dije masajeándome las sienes. Este iba a ser un viaje largo si seguíamos envueltos en esta tensión.
—Eso sí lo gritabas.
— ¡Basta! —No creía estar ruborizada puesto que entre nosotros había mucha confianza, y además yo no era de sonrojarme. Pero este hombre de verdad sabía hacerme rezongar.
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Mercenarios
Mystery / ThrillerPara una chica de buena familia y un techo sobre su cabeza debe ser impensado tomar un arma y reventarle la cabeza a un desconocido, o eso imagino, ¿no? Como sea, no es mi suerte. Quizás si no fuera la miserable que mi padre convirtió tendría un poc...