Capítulo 19: Diez y diez

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POV SOFIA

No había podido dejar de pensar en las palabras de Dominic en absoluto. Tan cerca que creí que estaba, resulta que aún ni siquiera me encontraba a la mitad. Tenía una parte de los papeles pero, ¿Dónde estaría la otra? Estoy casi como si empezara de cero, o aún peor, más confundida.

En mi mente había mil y una preguntas, pero la más importante estaba relacionada con el contenido de los documentos. Quizá si sabía qué había escrito dentro podría tener una pista acerca del paradero de la otra mitad, pero Dominic nunca me lo diría y es un escrito demasiado largo como para traducirlo. Apenas podía identificar qué idioma era. Como sea, el relleno no era de mi incumbencia, localizar la otra mitad sí. Debía actuar, y hacerlo rápido.

Era tarde y yo volvía de la oficina. Al menos mis aptitudes como actriz iban mejorando puesto que estuve con Jack varias veces desde que robé los papeles y todo seguía como si nada. Lo único preocupante de esa parte era la mayor cercanía que teníamos día a día.

Bajé del colectivo mientras caminaba a mi departamento inmersa en mis pensamientos. Jack debía presentar una pista o un indicio que me indicara dónde empezar a buscar esos malditos papeles. La espera se me hacía eterna, y si bien no era una persona impaciente, el tiempo corría. Al menos tenía el consuelo de que yo por lo suerte había conseguido una parte, lo que indicaría que estaba más adelantada que Jason. O eso esperaba.

No quería ni pensar en él. Después del último encuentro y el episodio con Melissa sólo intenté quitarlo de mi mente y enfocarme en Jack, aunque eso era casi imposible. Lo peor de todo es que ella no había hecho nada, pero fue mi estúpida mente que inventa películas que me confunden y crea emociones, las cuales para mí son totalmente desconocidas e inmanejables. Como los celos. Ni siquiera le dejé tiempo a explicarse, y eso estuvo mal. Quizá las cosas no son como yo las vi, pero en el momento sólo fue mi impulso lo que me manejó.

Estaba casi al frente del edificio cuando al parecer mis pensamientos lo invocaron. Por un momento creí que era mi propia imaginación que lo proyectaba frente a mis ojos, pero no. Efectivamente estaba allí. Sentado en los escalones del frente, vestido de negro como siempre y fumando un cigarro mientras miraba al otro lado de la calle. En lugar de frenar, cuando lo vi aceleré el paso para encontrarme con él frente a frente.

—¿Qué haces aquí? —dije parándome a menos de un metro de distancia. En el instante que escuchó mi voz su mirada viajó a mis ojos con una expresión que dejaba en evidencia que me estaba esperando. Es decir, es obvio, ¿por qué otra razón estaría en la puerta de mi casa?

—¿No es evidente? —respondió lo que yo ya sabía, pero con ironía. Típico de él. El humo de su cigarrillo se hacía más notable con el contraste del frio a medida que hablaba.

—Aquí estoy, ¿qué necesitas? —Fui al grano. Si bien no estaba enojada con él, tampoco que quería hacerle un altar de flores. Simplemente volvimos a nuestro estado natural de la relación, y no iba a hacerme la buena.

—¿Puedo pasar?

—No. —Demasiado fría. Como sea.

Suspiró pesadamente y apagó su cigarrillo para después guardarlo. —¿Por qué estás enojada?

—Jason, no estoy enojada. —contesté de manera sincera. Quizá no era lo que demostraba, pero luego de pensarlo varias veces llegué a la conclusión de que yo no tenía ninguna razón para enojarme. Es su vida.

—Melissa es una amiga, y lo sabes. —Aclaró sin que yo dijera nada.

—Una muy buena. —respondí irónica. Bueno, no enojada, pero un poquito de inquietud tal vez tenía. No debería ser así.

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