Capítulo 13

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—No entiendo por qué hay tantos papeles repetidos. Creí haberlos organizado ayer en la mañana. —Clarice dijo a mi lado mientras luchaba con una pila de documentos y papiros.

—Tal vez Marco echó un vistazo. Te observa mucho últimamente. —hice un chiste no tan chiste mientras la ayudaba. Estos dos se traían algo, estaba segura.

—Pf, prefiero no volver a ser vista jamás antes de sentirme observada por él. —contestó sin mirarme a los ojos. Podría negarlo, pero yo sentía que conocía perfectamente la verdad.

—Es lindo. —comenté simplemente mientras lo miraba. Si bien no descartaba que era atractivo, la razón real por la que dije eso fue para ver la reacción de Clarice. Tal y como lo supuse, levantó sus pupilas para enfocarlas en la mía con un cierto brillo.

— ¿Tú crees? —preguntó. Estaba segura de que le gustaba, pero sin embargo sonaba dubitativa.

—Sí. No conozco muchas personas que se vean así de bien con lentes. —Otra vez intenté mis juegos mentales y estaba funcionando.

—Quizá tengas razón, aunque sin lentes se ve aún mejor. —Allí estaba. Lo quería admitir pero no se animaba.

—Ya dormiste con él, ¿no? —Y finalmente lo dije. Me había cansado de vacilar tanto y hacer rato que tenía descifrado que algo existía entre ellos dos. Podía ser bastante intuitiva.

— ¿Cómo...? —exclamó sorprendida. La tomé por sorpresa.

— ¿Cómo lo sé? No es muy difícil. Convivo con ustedes dos cinco veces a la semana, tortolitos.

—Sólo fue una noche, nada más.

—Claro, si tu dices. ¿Te molesta si lo invito a salir? —Por supuesto que ni siquiera se me cruzaba por la mente invitarlo a salir, pero quería saber si realmente le gustaba e intentaba hacerse la dura conmigo.

Como respuesta obtuve otra vez esa mirada sorprendida pero aumentada diez veces. Hasta por un momento creí verla pálida. —Tranquila, es chiste. No lo haría. —dije riéndome ante su reacción. Realmente no le haría eso.

—Ya, graciosa. ¿Y qué hay de ti y Jackson? —dijo de repente y mis risas cesaron.

—¿Jackson y yo? ¿Por qué lo dices? —No iba a afirmar ni negar nada hasta que tuviera más información.

—Sabes que soy la reina de los chismes. ¿Compañeros de trabajo nada más? Mmm, es raro. —Esta vez le tocó a ella incriminarme a mí, y no sabía si mentirle o decirle la verdad.

—Me sorprende la rapidez con la que viajan las noticias aquí dentro.

—No me cambies de tema, traviesa. ¿Qué se siente acostarse con tu jefe? —Dios, sabía que este momento iba a llegar.

—Shh, habla más bajo. —La reté susurrando. Lo que menos quería en estos momentos es a toda la oficina enterándose.

—¡Lo sabía! —Fue una especie de exclamación-murmuro. —Duermes con tu jefe, eres una zorra, me encanta. —dijo muy emocionada con una sonrisa en su rostro. Resulta que ahora me convertí en el centro de chismes de Clarice.

—Escucha, nadie puede saberlo. Sólo tú y yo, ¿oíste? —susurré de nuevo amenazándola con un dedo.

—Dios, siento tanta envidia. ¿Qué tal es del uno al diez? —El problema no era la pregunta indiscreta, el problema era el lugar donde estábamos hablando. Cualquier persona que se encontrara a menos de un metro podría oír todo.

—No es momento, Claric... —dije, pero fui interrumpida.

—Dime. —me cortó de repente.

Suspiré pesadamente, mientras miraba verificando que nadie estuviera mirando. —Nueve, porque yo di el primer paso.

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