Capítulo 17: la mitad

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Me desperté sin alarma y casi sin luz del sol. No había podido dormir demasiado bien en toda la noche debido a la ansiedad que sentía en lo profundo de mi pecho. Hoy sería el día.

Miré a mi derecha asegurándome de que Jackson estaba profundamente dormido. Tenía el sueño pesado y era realmente temprano, lo cual resultaba elemental para que yo pudiera hacer mi parte.

Cuidadosamente, quité su brazo de mi cuerpo y me escabullí sigilosamente por la habitación hasta llegar a mi ropa y vestirme. Hice el menor ruido posible, casi intentando ser inaudible. Tomé un papel y dejé una nota diciendo que tenía un trabajo importante para entregar y debía ir a terminarlo con urgencia. También aclaré que me escriba cuando se levante, evitando ser tan fría. Antes de dejar el papel sobre la mesa de luz lo miré una última vez. Sus músculos detallados resaltaban en su torso desnudo, el cual subía y bajaba como producto de su relajada respiración. Parecía un cuadro pintado a mano, con todos los reflejos y detalles. Agité mi cabeza levemente para despejar esos pensamientos y volví a mi objetivo.

Salí de la habitación cautelosamente y recorrí la casa hasta llegar a las escaleras. Me sorprendía el tamaño del hogar puesto que sólo vivía una sola persona.

Mientras atravesaba el pasillo con los tacones en la mano, rememoraba mi objetivo de manera clara. No tenía dudas de que la llave estaría allí, y todo lo que yo buscaba se encontraba en aquel rincón de la oficina.

Atravesando los pasillos como si se tratara de mi propia casa llegué a destino; la sala donde Jack y yo habíamos estado juntos la primera vez, como algo más que compañeros. Recordé con exactitud cuando estábamos encima del sillón, y desde esa posición mi vista enfocada hacia... allí estaba, aquel adorno.

Me acerqué al estante, el cual estaba alto y perfectamente camuflado entre los otros seis que allí había. Cualquier persona habría pasado por alto, pues era una sala realmente adornada y con mucha decoración, pero no sé por qué a mí esa figura en particular me llamó la atención.

Tuve que pararme sobre un sofá para llegar a la repisa y alcanzar la obra de arte que representaba la silueta de una persona. La tomé con mucho cuidado, y con más aún comencé a revisarla lentamente. En el momento que la agité un poco, una pequeñísima llave cayó hacia el sofá sin hacer ruido por la amortiguación del mismo. Una oleada de euforia se sintió en mi cuerpo, y con mucha cautela dejé la estatuilla exactamente de la misma forma que estaba antes de que la tomara. Agarré la llave. Era muy pequeña, por lo que supuse que la cerradura sería de algún depósito diminuto, o cajón, o ese espacio entre las paredes que había en la esquina de la oficina.

Me bajé del sofá ágilmente sin emitir sonido. Si Jackson se levantara en ese momento y me encontrara de esa forma sospechosa tendría que sacar a relucir una enorme cantidad de excusas.

A paso apurado pero seguro llegué a la oficina. Dejé mis zapatos a un lado y fui directamente a aquel rincón que me había llamado la atención la última vez. De paso quité la cámara que yo misma había instalado, aunque en vano porque nunca capté evidencia de Jack llegando a esta esquina.

Busqué y encontré. Efectivamente parecía un simple desperfecto en la pintura, pero al pasar mi mano por allí de manera gentil descubrí que no. Vi que se escondía una pequeña caja metida detrás de la pared, más diminuta que una de zapatos. Y sí, había una cerradura para ingresar una llave.

Con mi corazón en la garganta metí el pedazo de metal en la cerradura, sintiendo algo parecido a nervios cuando la llave giró y la puerta cedió. Allí había un par de cosas; fotos, alguna que otra joya, un dibujo, pero lo más importante a mis ojos: un sobre de papeles.

Lo tomé sin mover absolutamente nada, pero antes de que pudiera revisarlos oí el ruido de algo caerse en la planta alta de la casa. Me alarmé al instante al saber que Jack vivía solo, y que la única persona que podría haber ocasionado ese sonido era él. Estaba despierto.

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