Luego de la cuarta parada –esta vez en una pizzería– decidí dejar el llanto a un lado y enfocarme en lo que Horam quería hacer por mí. Por una vez quería permitirme sentir lo que sea que sentía.
Ese es otro asunto que hay que resolver.
¿Qué puede salir mal? Bueno... Aparte de los miles de escenarios que ya imaginé en los que me rechaza en todos los idiomas posibles. Pero, ¡Hey! Al menos moriría sabiendo que lo intenté.
Debería ser algo sútil, que no me haga quedar como una intensa o algo así.
Eres única Stella Hoffman. Sólo tú haces planes así después de haber tenido uno de tus peores momentos sad.
La puerta del auto se abre, dejándome ver a un Horam con una caja de pizza y un paquete de gomitas abierto.
– Veo que despertaste –sonríe de medio lado subiendo a la camioneta dejando las cajas en los asientos traseros junto a... Dios, ¿En qué momento la cesta se llenó tanto?
– Sí, alguien debía encargarse del entretenimiento –bromeo.
– Ya me estoy preparando para los chistes malos –me sigue la corriente.
– Estaba pensando en algo más irritante.
– ¿Cómo qué? –pregunta sacando una gomita en forma de osito del paquete.
– ¿Alguna vez me escuchaste cantat como la mísmisima Sia?
– No, pero sí te he oído hacer pésimas imitaciones de Adele –responde divertido a la vez que ma lanza el paquete de gomitas, que por suerte atrapo antes de que toque mi cara.
– Dices que son pésimas porque sabes apreciar el arte musical –me hago la indignada y él comienza a manejar– Y la única vez que oíste una de mis imitaciones lo hice mal a propósito.
– Cómo digas, Estrellita.
No pasan ni cinco minutos en los que estamos en silencio, cuando pongo a sonar Chandelier a todo volumen en el celular.
– Dios no lo hagas –dice negando con la cabeza evitando reírse.
– Oh, sí lo haré. Verás que soy digna de participar en concursos como The X Factor o The Voice.
Empieza a sonar el coro, y como no, empiezo a cantar con toda la inspiración del mundo simulando que estoy dando el mejor de los conciertos.
Horam estalla en carcajadas al mismo tiempo que intenta manejar responsablemente, yo sólo sigo cantando a todo pulmón. Mentalmente, sueno igual o mejor que Sia haciendo las notas altas.
Al teminar mi impresionante coro, horrible pero con sentimiento, me uno a las risas de mi acompañante.
– No puede ser, lo hiciste –habla tratando de controlar la risa.
– Y fue mi mejor presentación.
Veo como toma la ruta que lleva a nuestro lugar especial.
Nuestro lugar especial... Sueno bonito.
Lo poco que queda de camino me la paso cantando y haciendo bromas junto a Horam. Me extraño cuando noto que entramos al campo por un lado diferente al que recuerdo.
– No es por aquí –le recuerdo.
– Descubrí que podemos llegar sin caminar tanto cuando vine a hacer los arreglos.
– Oh.
Reviso la hora en mi celular y me sorprendo al ver que ya son un poco más las 4:00pm.
Llegamos a la pequeña montaña que ya hemos visitado un par de veces, Horam detiene la camioneta cerca para que podamos bajar las cosas.
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Sé mi cielo estrellado
RomanceA veces un cielo lleno de estrellas puede darte la misma alegría que sientes al saber que tienes a alguien que pueda devolverte la personalidad que perdiste al pasar por algo devastador. Eso mismo pasó con él, después de tanto esperar por algo que h...