No habíamos discutido más sobre el tema del nombre del lugar, pero aún así no creo que Horam haya renunciado a su idea.
Faltaban unas cuantas calles para llegar a mi casa cuando recibí una llamada.
Grito emocionada viendo el nombre en la pantalla, a mi lado y distrayendose por unos segundos del camino, Horam me mira raro.
– Sebastián está llamando –digo.
– Pues contéstale –responde desinteresado y volviendo su atención a la carretera.
Atiendo la llamada.
– ¡Hoffman! –saluda con su característico buen humor– ¿Dónde has estado? Fui hace rato a tu casa para ir a un sitio juntos y tu madre dijo que no estabas.
Le hago señas a Horam emocionada y él niega con la cabeza fastidiado.
– Eh, sí, tuve que salir un momento, lo siento.
– No pasa nada, entiendo –dice, y juro que puedo imaginarlo sonriendo– En fin, no llamaba por eso, sólo... Quería saber de tí –confiesa.
Dramáticamente pongo una mano en mi pecho y sonrío contenta por escuchar eso de él. Mientras tanto, hay cierta persona conduciendo que parece querer chocar el auto a propósito, pero no voy a decir quién es.
– ¿En serio? –es lo único que pregunto.
– Claro, quiero saber de tu día... O cualquier cosa que quieras contarme.
Eso era lo que faltaba para tapar el micrófono del teléfono y chillar en voz baja.
– Dijo que quiere saber de mi día o cualquier cosa que quiera contarle –le susurro a Horam.
– ¿Entonces el perfecto Sebas es un acosador? –pregunta divertido.
– ¡No es un acosador! –susurro regañandolo– Y sobre lo de que es perfecto... Ahí sí tienes razón –digo antes de volver a la llamada.
– ¿Stella? ¿Sigues ahí? –pregunta Sebas.
– Sí, perdón, la señal no estaba muy buena –miento.
– Ajá.
– ¿Qué quieres que te cuente? –pregunto nerviosa.
– Lo que sea. Puedes contarme lo que hiciste hoy con la princesita Lara.
Lara. Lara. Lara.
¿Era imposible mantener una conversación con alguien de su grupo sin que ella fuera nombrada? No, no lo creo.
Amigo, ¡Estabas preguntando por mí! ¿Ahora tengo la cara de mi mejor amiga o qué?
– De hecho, Lara y yo casi no hemos hablado, ella está más con Marco y Katherine en estos días –me veo en la necesidad de aclararle eso.
– ¿En serio? Pero si siempre han sido inseparables ustedes dos –dice sorprendido– Aunque últimamente has estado alejada de nuestro grupo –menciona– Katherine me dijo que sólo estabas resentida de que ella se convirtió en tu reemplazo
– ¿Ah sí? ¿Eso te dijo? –pregunto entre dientes.
– Sí. Y tal vez tiene razón, no es por nada, pero Katherine y Lara se han vuelto muy unidas, y tú –deja la frase en el aire– Creo que entiendes lo que quiero decir.
Horam me mira de reojo, mientras yo muevo la pierna intentando no decir nada malo.
– Entendí muy bien lo que quisiste decir.
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Sé mi cielo estrellado
Roman d'amourA veces un cielo lleno de estrellas puede darte la misma alegría que sientes al saber que tienes a alguien que pueda devolverte la personalidad que perdiste al pasar por algo devastador. Eso mismo pasó con él, después de tanto esperar por algo que h...