Cap. 7

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HORAM ADAMS

La doctora Tellman se va y yo intento no suspirar aliviado para que Stella no sospeche.

– No sabía Clarisse era tu madrina –le digo.

– Y yo no sabía que era amiga de tu madre.

Claro, sigue creyéndolo.

– Pues sí, no son tan unidas, pero siguen siendo amigas raras. Como tú y Lana –las comparo sabiendo que eso le molestará.

– ¿Podrías por favor dejar de hablar sobre mi amistad con Lara?.

– Tal vez podría dejar de hacerlo, pero sería aburrido.

Justo en el momento en el que no quería que estuviera aquí, aparece Vanessa.

– ¡Aquí estás! Tu padre estaba buscándote, pensé que ya te habías ido a casa.... –deja de hablar cuando se da cuenta de mi compañía– ¡Hola linda! ¿Cómo te llamas?.

– Stella Hoffman, mucho gusto –dice educadamente.

En seguida Vanessa me mira con tristeza, sé lo que significa esa mirada. Es la misma lástima que le doy cuando alguien nombra cosas relacionadas a lo que pasó.

– Yo soy Vanessa, madre de Horam.

Por supuesto, y yo soy amigo de los populares.

– Creo que tenías algo que decirme, mamá –digo esa última palabra con dolor.

En el fondo, Vanessa intenta ocultar la sorpresa y alegría al escuchar esa palabra que usé para referirme a ella.

– ¡Sí! Te iba a decir que si querías irte, tomaras las llaves del auto. Cris y yo nos quedaremos aquí un par de horas más y luego iremos a cenar con los Young –informa aún intentando no llorar de emoción– Sé lo mucho que detestas este tipo de reuniones y sólo quiero evitar otra discusión entre tú y tu padre.

– Gracias, de verdad no quería ir.

– Bueno, los dejo. Stella, eres un encanto, espero que pronto podamos hablar un poco más. Y tú –me señala– Conduce con cuidado, mira que te estoy haciendo un gran favor al prestarte el auto de Kian.

– Sí, lo haré

– ¡Adiós! –dice dándole un beso en la mejilla a Stella.

Me entrega las llaves y se despide de mí abrazándome.

– Me cayó muy bien tu mamá, es bastante agradable –dice.

Pobre, te pueden mentir tan fácilmente.

– ¿Vas a quedarte aquí en la aburrida fiesta o te irás a casa? –le pregunto.

– No tengo nada que hacer aquí, pero tampoco tengo algo que hacer en casa.

– Entonces ya somos dos. ¿Conoces el parque escondido que está entre los árboles del patio trasero? –le pregunto.

– Nunca he ido a esa parte del lugar, así que no.

Definitivamente ésta chica ha vivido en una burbuja anti-cosas desconocidas.

– En ese caso, creo que lo más amable que puedo hacer es enseñarte este lugar.

Stella sonríe y la guío a la pequeña puerta de salida que nadie usa, al fondo del patio lleno de árboles. En cuanto llegamos, una ola de tristeza y recuerdos tristes pasan por mi mente.

Veo los columpios que ya están a punto de oxidarse por completo, el tobogán descolorido y las pequeñas bancas rotas.

– Wow, no pensé que esto estaría aquí –dice sorprendida.

Sé mi cielo estrelladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora