Domingo, 08 de octubre de 2018 a las 7:30am en Westyler: Murió la fea y poco importante Stella Evangeline Hoffman Philips. Causa: Sobredosis de flojera.
Baaaah, si voy a morir, al menos que sea de forma creíble.
Y por si se lo preguntan –yo sé que no, pero ajá—; pues no, mi segundo nombre no es Evangeline. ¿Saben la película de "La princesa y el sapo"? Bueno, ¿Recuerdan a la estrella llamada Evangeline? Exacto.
No sé entendió ni un rábano, pero lo que importa es que no morí. Estuve a punto, pero no morí.
Ahora sí, empecemos bien:
Domingo a las 7:30am, yo iba caminando medio dormida para llegar al club, todo normal, todo casual, todo relax, hasta que... Cerré los ojos un momento para descansar la vista y un auto estuvo a centímetros de atropellarme.
¿Que si me asusté bastante por estar al borde de la muerte? Ni idea, lo único que pensé en ese momento fue "Ay, Yisus, al menos me habrías dado 19 años de vida".
Lo "importante" ahora, era que ya estaba a salvo y había llegado vivita al club.
– ¡Stellaaaa! –grita mi madre contenta mientras agita su mano desesperadamente para que me acerque a ella.
No se necesitaba ser tan inteligente como para saber que se había pasado con el alcohol.
Me acerco a la mesa donde están ella y sus amigas. Las saludo a todas con una de mis mejores sonrisas falsas, aquellas que siempre doy.
– Stell, no sé si conoces a la Sra. Dutonch...
Claro, la mamá de la ladrona de futuros esposos.
– Eh, no. Pero sí conozco a su hija –digo.
– ¡Claro! Katherine me habló de tí, dijo que eres mejor amiga de.... ¿Lana?.
Aguanto una risa al escuchar cómo ella lo dice, me recuerda tanto a Horam.
– Lara –la corrijo amablemente.
– Exacto, esa misma. Me alegra tanto que incluyeran a mi niña en su grupo de amigos, ella es muy tímida, pero es tan buena persona.
Ay, pero por supuesto que es una buena persona, señora. Es tan buena persona que decidió quitarme a mí Sebas –no es mío, pero sé que pronto lo será, amén– para enseñarme a compartir.
– Sí, lo sé.
– En fin, ella está en el área de la piscina, si quieres ve y pasan un rato juntas –propone.
Asiento y me voy de ahí, dejando a esas viejas borrachas con su mini fiesta.
Camino al área de la piscina y encuentro a Katherine –la roba novio que no es mi novio– nadando súper tranquila.
Ojalá se ahogue, así no tiene más citas con Sebas.
Seguía molesta y dolida por lo de ayer, ¿sí?.
Me siento en una de las mesas de allí a esperar a que sepa de mi existencia en ese lugar. Odio que sólo ella esté en esta área.
– ¡Holaaa! –dijo al darse cuenta de que yo estaba ahí–, Es raro verte por aquí, ¿Cómo estás?.
¡Obviamente mal luego de que mi amorchis me dejó plantada sólo para salir contigo!.
– Muy bien, ¿Y tú? –pregunto para no ser descortés.
Podría estar muy resentida en ese momento, pero la educación ante todo.
Katherine sale de la piscina. Vaya, si esto fuera una escena en cámara lenta, de seguro que yo quedo cómo la señora que limpia –sin ofenderla–.
ESTÁS LEYENDO
Sé mi cielo estrellado
RomanceA veces un cielo lleno de estrellas puede darte la misma alegría que sientes al saber que tienes a alguien que pueda devolverte la personalidad que perdiste al pasar por algo devastador. Eso mismo pasó con él, después de tanto esperar por algo que h...