– ¿A dónde vamos a ir? –pregunto por décima vez. Horam rueda los ojos irritado.
– Te dije que si seguías preguntando, menos te iba a responder.
– ¡Pero no sé si me llevarás a un callejón para matarme o secuestrarme! –digo desesperada.
– ¿Es estás diciendo asesino? –pregunta ofendido.
– No.... Bueno sí, más o menos –él levanta las cejas y se da la espalda. Puras escusas para no decirme nada.
Resumen: En seis días, Horam y yo nos volvimos amigos, no taaan amigos, pero sí éramos amigos. Sebas había estado comportándose muy lindo conmigo, tuvimos dos salidas, etc. Marco y Lara seguían en su burbuja de amor, sólo prestándole atención a los demás cuando les importaba. Katherine sigue buscando a su próxima presa. En fin, el punto es que hace tan sólo veinte minutos, Horam dijo que me enseñaría un lugar "increíble y divertido, construido por él" y ahora lo estaba molestando para saber qué era.
- En serio necesito saber –insisto.
- Que no te lo diré, deja de molestar, Estrellita –sigue de espaldas.
Se me ocurre una loca idea, hay un 99% de probabilidades de que termine todo mal, pero... Aún queda ese 1% de que termine bien, ¿no?
- ¡Necesito que me digas! –exclamo intentando saltar sobre su espalda.
En las películas, cuando intentas saltar sobre la espalda de alguien, esto funciona, pero en la vida real... Digamos que por lo menos no sangré, casi, pero no.
Y así fue como hice el ridículo frente a pocas personas.
Intenté colgarme en la espalda de Horam, pero el muy hijo de las estrellas había comenzado a caminar, lo que causó mi épica, penosa y muy dolorosa caída de cara al suelo. ¿Valió la pena? Pues no, obviamente no, porque en lugar de apiadarse de mí y decirme a dónde iríamos, lo único que hizo Horam fue reírse.
- Por lo menos ayúdame, inútil –digo adolorida. Él me tiende una mano, me levanto y le doy un pequeño golpe en la cabeza. Sí, a ese grado de amigos habíamos llegado en pocos días- Que quede en tu conciencia que casi me rompo la frente por tu actitud misteriosa.
- ¿Actitud misteriosa? Tú eres la que no entiende la palabra "sorpresa" –contraataca.
- ¡Nunca dijiste la palabra "sorpresa"! –me quejo.
- Cómo sea, reza para que el amor de tu triste vida no haya visto tu excelente caída –se burla.
- Cállate –digo sacudiendo la parte delantera de mi camisa. ¿Para qué les pagan a los conserjes de las escuelas? Si igual cuando te caes quedas lleno de polvo- ¿Ahora sí me vas a decir a dónde vamos? ¿O es que esa caída no bastó para que te apiades de mí? Si es así, dímelo de una vez para ir al edificio más alto y lanzarme.
- No iría después a tu funeral.
- ¿Y quién dice que te invitaré? –pregunto divertida.
- Igual no perdería mi tiempo yendo al funeral de una persona que murió por ser curiosa.
- ¿Ni siquiera porque soy tu amiga harías una excepción?
- No.
- Auch.
- La vida duele, Estrellita, pero hay que saber seguir adelante –dice metiendo las manos en los bolsillos de su hermosa sudadera verde.
- ¿Y ahora usarás una frase filosófica para justificar el hecho de que no irías a mi funeral? Te pasas, niño.
- Da igual, tengo una clase de francés, y no me la perderé por estar discutiendo sobre un funeral al que no iré –dice dándose la vuelta y comenzando a caminar.
- ¡Yo nunca iré a tu funeral por estar burlándote de mí! –grito para que pueda escucharme.
Él sólo sacude su mano y grita:
- ¡Adieu!
Lo veo irse por el pasillo, resoplo y comienzo a caminar para ir al laboratorio de química. Las notas no se reclaman solas, y menos a viejas obstinadas que tienen preferencias de alumnos.
En medio del camino, recibo un mensaje.
"Recuérdalo, hoy a las 4:30pm, sin preguntas. Si vuelves a insistir, te lanzo yo mismo del edificio más alto :)"
Niego con la cabeza sonriendo, apago el teléfono y sigo caminando.
·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.·.
Termino de ponerme el zapato y bajo corriendo las escaleras, agarro las llaves y el teléfono. Salgo apurada de la casa y subo al que supongo que es el auto de Horam.
Se nota que el señorito no sabe esperar cinco minutos y carece de paciencia.
- ¿Qué te costaba esperar cinco minutos? –pregunto recostándome en el asiento cansada por andar tan apurada.
- ¿Y a ti qué te costaba ser puntual?
- ¡Sólo me retrasé unos minutos! –me quejo.
- Fueron quince minutos –me recuerda comenzando a conducir.
- Pero no tenías porqué andar tocando la bocina como un loco.
- No es mi culpa que me hayan enseñado muy bien a ser puntual.
- Y tampoco es mi culpa que tu familia te haya enseñado a tener poca paciencia.
- Touché.
- ¿Las clases de francés te afectaron o le estás agarrando gusto a eso de responderme en francés?
- Tous les deux –responde sonriendo con la vista fija en la carretera.
- Idioteu –murmuro haciéndome un intento de moño. Ni tiempo de peinarme me había dado.
- ¿Ni siquiera te habías peinado? –pregunta.
- No me dio tiempo, por tu culpa.
- Claaro.
Sigo intentando no quedar tan despeinada, pero Horam empieza a conducir mal apropósito, haciendo que mi cabeza casi rebote sobre la guantera.
En un momento en que mi frente está a punto de ser golpeada, él frena de golpe.
- Gracias, Einstein, en vez de quedar con dolor de cabeza, quedé con dolor de espalda –digo sarcástica.
Horam solo saca un cepillo de un bolso que no me había dado cuenta que estaba en los asientos traseros.
- Ten, pareces una cosa rara –dice lanzándome el cepillo.
- ¿Por qué tienes un bolso en los asientos de atrás? –pregunto comenzando a peinarme con el dichoso cepillo.
- Éste no es mi auto –dice volviendo a manejar.
- ¿Ah, no? Creí que sí.
- Louis me debía un favor y algo bueno tenía que sacarle a sus últimos días en la ciudad.
- Oh –es lo único que digo- ¿Y entonces dónde está tu auto?
- Probablemente siendo usado por Kian con el pretexto de que soy muy joven para tener uno y que él lo cuidará mejor.
- ¿Tu precioso hermano sigue en tu casa? –pregunto para molestarlo.
- Primer que todo, él no es hermoso.
- Si tú lo dices... -murmuro.
- Y respondiendo a tu pregunta; Kian sigue estorbando en casa y se va en tres días.
- Iré preparando mi caja de pañuelos para despedirlo –bromeo y él rueda los ojos.
Continuará..... Literalmente xd.
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Sé mi cielo estrellado
RomanceA veces un cielo lleno de estrellas puede darte la misma alegría que sientes al saber que tienes a alguien que pueda devolverte la personalidad que perdiste al pasar por algo devastador. Eso mismo pasó con él, después de tanto esperar por algo que h...