Reposo mi frente en la mesa y le lanzo el teléfono a Horam.
– No puedo hacerlo, no puedo. Seguramente él tiene una razón personal...
– Lo está haciendo a propósito para lastimarte –me recuerda– ¡Date cuenta!
– Ya entendí, pero debe estar muy ocupado en este momento –miento.
– Lo haré yo –dice encendiendo mi teléfono– No tienes contraseña, así que eso lo tomaré como un permiso para hacerme pasar por tí y escribirle a Langford.
– ¡No lo hagas! Estás invadiendo mi privacidad.
– ¿Cuál? No creo que tengas algo interesante aquí, y de ser así seguro tiene que ver con Lana y no me importa –dice concentrado buscando algo– ¿Cómo tienes agregado a Sebastián? No aparece.
Y aquí amigos, es cuando quiero que me trague la tierra.
– Ni se te ocurra seguir buscando.
– ¿Por qué? Debe... –se calla al ver algo y luego estalla en risas– ¡Por Dios, Stella! ¡Esto es demasiado! –exclama riéndose.
– Te dije que no siguieras buscando –murmuro.
– ¿Es en serio? ¿Lo tienes agregado cómo "El crush más hermoso"? Eso es caer bajo –dice aguantando carcajadas– ¿Qué harías si un día Langford te pide el teléfono para ver su conversación y ve eso? Sería épico.
– Cállate.
– Bien, dejo de molestarte. Ahora.... Escribiré el mensaje.
– ¡No!
– "Sebas, amor de mi vida, sagrado miembro del grupo perfecto. Te escribo este hermoso mensaje para decirte que... –comienza a redactar.
– ¡Lo haré yo! –digo quitándole el teléfono y dándome cuenta de que el estúpido no escribió nada.
– Envíale una nota de voz.
Lo miro molesta y presiono el botón para comenzar a hablar.
– Hola Sebas, recordé que el viernes tengo algo importante que hacer, así que ese día estaré ocupada. ¿Podríamos cambiar la cita para mañana? –hablo, Horam alza los pulgares y yo ruedo los ojos aún molesta.
Envío el audio y él sonríe.
– Muy bien.
– ¡Te odio en este momento!
– ¿Por qué? ¿Por evitar que él vuelva a dejarte plantada por otros planes? –pregunta.
– ¿Cómo sabes qué....
– Soy un pobre depresivo al que casi nadie le presta atención, que escucha conversaciones por los pasillos porque su vida es aburrida –dice en tono dramático y con una cara triste exagerada.
– ¿Pensaste alguna vez presentarte en un grupo de arte dramático? De seguro te aceptarían sin dudarlo ni un segundo –bromeo.
– No, no lo he pensado. Pero lo tendré en cuenta –sigue la broma.
– En fin, ¡No me distraigas! Se supone que estaba odiandote.
– ¿Sigues con eso?
– ¡No es justo que me obligaras a hacer eso! Fue en contra de mí voluntad.
– A ver. Jugamos piedra papel o tijera para ver si lo hacías o no, perdiste, el reto era que lo hicieras. ¿Qué tiene eso de injusto, Estrellita? –no me da tiempo de responder– Exacto, nada. El problema es que tú no sabes perder y eres tonta.
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Sé mi cielo estrellado
RomansaA veces un cielo lleno de estrellas puede darte la misma alegría que sientes al saber que tienes a alguien que pueda devolverte la personalidad que perdiste al pasar por algo devastador. Eso mismo pasó con él, después de tanto esperar por algo que h...