Sé mi cielo estrellado

Cap.6

Intenté hacer todo lo posible para que me levantaran el castigo, pero está claro que no hay forma de que yo pueda librarme de esto.

Así que aquí estoy, en el gran salón Young ayudando con las decoraciones de su próxima reunión para lanzar la nueva campaña caritativa.

Siempre era el mismo castigo, claramente era una excusa que utilizaba mi madre para que yo trabajara por ella. La misma rutina era que ella fingía estar enferma, llamaba a su jefe y le decía que yo iba a reemplazarla.

¡No es mi culpa que la gran Lily quisiera sobresalir como madre soltera con una situación "difícil" y escogiera trabajar con los Young en su gran salón como asistente de campañas! ¡Y que encima le dieran el trabajo de ser la encargada de decorar y limpiar!.

Pero claro, para eso está Stella Hoffman, la hija perfecta que hace lo que sea por todo el mundo con tal de no verlos pasarla mal.

Me encargo de que los demás sean felices cuando en realidad ni siquiera puedo estar bien por una hora.

– ¡Pequeña Hoffman! –saluda como siempre el hijo de los señores Young.

– Hola tú –digo fastidiada recortando papeles de colores.

– ¿Te castigaron otra vez sin ninguna razón o de tanto mentir tu madre sí se enfermó? –pregunta divertido.

– La primera.

– ¿Cuál fue el "motivo malo" esta vez?.

Irritada por sus preguntas, hago un corte mal en el papel y ahora tengo que hacer otro más.

– ¡Deja de ser tan metiche por un segundo, ¿Quieres?!.

Cameron se sorprende por haberle gritado así.

– De haber sabido que estabas de malhumor ni siquiera te hubiese saludado.

– Lo siento, hoy no fue mi mejor día. Estoy demasiado estresada y estoy a punto de gritarle sus cuatro verdades a alguien.

– Espero y no sea a mí –dice y nos reímos.

Él comienza a ayudarme con varias cosas de decoración, hasta que casi rompe una esfera que me llevó 1 hora hacerla. Se podría decir que lo regañé un par de veces y él decidió quedarse observando solamente.

Como es de costumbre, termino de decorar todo casi a las 12:00am.

Mi madre ni se molesta en preguntarme sobre cómo me fue ya que sigo de largo a las escaleras y la ignoro.

Me tumbo en la cama y con toda la flojera del mundo me quito los zapatos. Estoy a punto de quedarme dormida, cuando recuerdo el resumen que se supone que debería tener listo hace unos días.

Comienzo a quejarme mientras camino al escritorio y saco todas las cosas necesarias.

Sólo a mi me pasan este tipo de cosas.

Comienzo a escribir las 5 páginas y termino a las 3:00am.

Y justo en unas horas tenía que llegar temprano, ¡Gran suerte la mía!.

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Sólo pude dormir 4 horas.

Fueron 4 benditas horas que hicieron que me dieran otro regaño por desvelarme y dormir tan pocas horas.

¿Lo merecía? ¡Claro que no!, ¿Tenía tanta mala suerte? Pues, con lo que pasó, puede que sí.

¡¿Era necesario gastar mis horas de sueño en un resumen que no iban a revisar hoy sino la próxima semana?! ¡NO!.