capítulo 8

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Derek:
Trato de concentrarme en el trabajo, de alguna manera quiero hacer desaparecer las imágenes que me perturban desde ayer.
Es que no puedo creerme como ese idiota trata a Diana y ella se lo calla.

No puedo concentrarme por lo que decidido irme de la oficina.

Salgo a la calle y al montar en mi auto se me viene a la idea de ir hasta un garaje para sacar mi moto.

Durante un rato la limpio asegurándome que funciona perfectamente.

Comienzo a conducir con la idea de ir hasta la playa, pero para ello necesito que alguien me acompañe.

Llego a la casa de Diana, según me ha explicado Perla, cuando la he llamado para que me dé la nueva dirección de Diana, me ha dicho lo mal que se encuentra.

Paro la moto enfrente de su casa, me bajo y al verla abrir la puerta me da la risa. No ha cambiado nada, sigue siendo la misma mujer inocente que se sonroja y trata de hacerse la valiente cuando yo sé perfectamente que en estos momentos me necesita.

Trato de convencerla de ir hasta la playa, a nuestro lugar preferido me digo a mi mismo.

Ella cierra la puerta y yo espero para que cambie de opinión.

-Señor Rocha, váyase. Mi novio va llegar en cualquier momento y no quiero tener problemas por su culpa.

-¿Crees que me voy a quedar quieto? Eres...- Maldita sea. Debo guardar silencio. Me gustaría decirle que ella es especial para mí, tanto como que no puedo soportar verla con ese idiota y derramar lágrimas por un tío que no la valora como se merece.

-De acuerdo. Ya nos veremos el lunes. Espero que tenga buen fin de semana. - Me volteo dándole la espalda caminando directo hacia mi moto.

-Espere. Por favor. - Veo como respira pesadamente.

-¿ viene señorita Durán?

-Sí. Pero tengo miedo de montar en la moto. - Aguanto las ganas de reír pensando en qué le dará más miedo, si la moto o yo.

-No sé preocupe, tome el casco y agárrate fuerte a mí. No tema no nos va pasar nada. ¿Confía en mí?

Ella asiente con su cabeza, tal y como lo hizo hace diez años atrás. Como si fuera la primera vez, ella se coloca el caso rodeándome por la cintura conduzco hacia la playa.

El primer lugar donde estuve a solas con ella y donde comencé a enamorarme de ella.

Ahora, aquí me encuentro juntos sentados en la arena mirando hacia el horizonte en silencio escuchando el sonido calmante de las olas.

-A mi me gusta venir a la playa cuando siento que los problemas me van superando y no logro encontrar una solución adecuada.

-A mí me sucede lo mismo. Trato de contentar a todo el mundo, pero en ocasiones siento que mi felicidad no es completa.

-El silencio no es nuestro mejor aliado, las lágrimas no nos dicen la solución y el hablar no te hace peor persona. Ahora te sientes triste. Deja que el mar se lleve las lágrimas de algún modo te sentirás mejor. - Suspiro pesadamente tumbándome en la arena poniendo mis manos por detrás de mí nuca cerrando mis ojos para dejarme llevar por el sonido de las gaviotas revoloteando en el cielo y el mar arrastrando su agua hasta la orilla.

-¿De verdad que no nos conocemos? -Su pregunta me pone nervioso, por instante me quedo en silencio pensando en que voy responderle.

-Sí, hace diez años, posiblemente no me recuerdes muy bien y tengo que decirte que no puedo ocultarlo más, no lo sé como vas a reaccionar cuando sepas la verdad, es que soy Derek mi hermosura. - Solo está mirándome con esos ojos más bonitos y algo confundida.

DESEO ALCANZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora