CAPITULO 25

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BÁRBARA

Los días estaban corriendo demasiado rápido, entre la cena de pedida de mano de Soph-que por cierto había sido un éxito-, la empresa, el buscar escuela para Alaia, la visita de mi mejor amiga, en mi día a día no me quedaba tiempo para nada, traía un cansancio tremendo, que unas vacaciones- si otra vez- no me caerían nada mal, y si a eso le sumamos que Jackson no dejaba de mandarme mensajes todos los días, inventándose cualquier excusa para hablar conmigo, siendo sincera lo dejaba en visto, no quería darle falsas esperanzas, no esta vez, mi relación con Daniel estaba marchando súper bien, no quería estropear lo que estábamos construyendo una vez más.

El último mensaje que recibí de Jackson había sido de hace dos días donde casi casi me exigía que teníamos que teníamos que vernos cuanto antes, recordándome que teníamos una cena pendiente, tanto mensaje de Jackson me estaba volviendo loca, de una u otra forma tenía que decirle a Jackson que cualquier posibilidad de volver a tener algo era imposible.

También en uno de esos días donde decides hacer las cosas sin pensarlo dos veces, Daniel y yo tomamos la decisión de que era hora – por fin- de hablar con nuestros padres, al principio Daniel tenía miedo por la reacción de mi papá, así que para evitar que sucediera algo malo – en palabras de Daniel no mías- decidimos juntar a ambas familias y contarles que Alaia era una Moretti, al principio nuestros padres se molestaron tanto que Daniel por unos instantes temió por su vida – obviamente ni mi papá no le haría nada al papá de su nieta, pero Daniel exageraba en algunas ocasiones- pero después de hablar con ellos y decirles que esta vez haríamos las cosas bien, todo salió súper bien.

Una semana después de la plática con nuestros padres Alaia ya era legalmente una Moretti, pensé que iba a tardar màs tiempo, pero al parecer Daniel hizo todo muy rápido- aunque tengo mis sospechas, creo que mi papá también tuvo que ver algo, pero al final del día saber que mi niña llevaba el apellido de Daniel, me hacía inmensamente feliz, y mi niña estaba de lo más feliz.

Celeste había llegado hace unas horas a la ciudad y ya me traía de arriba abajo, enseñándole la ciudad- obvio le dije que solo me tomaría un día en la empresa, no por ser hija del dueño me podría tomar màs días- recorrimos los sitios más emblemáticos de la ciudad, sin dejar de lado las tiendas de ropa.

En la tarde y con mucho cansancio decidimos ir a comer algo en un restaurante del centro de la ciudad, nada como una buena comida a lado de tu mejor amiga.

-Estoy muy cansada- se queja mi amiga, sentándonos- Te dije que la ciudad es enorme para recorrerla en un día, necesito muchos días para comprarme màs cosas

-Lo siento Celeste, pero no puedo tomarme más días en la empresa- respondi viendo la carta

-Solo por eso te perdono- me dijo con una enorme sonrisa- y dime, ¿cómo van las cosas con Daniel?

-Pues dentro de lo que cabe bien, aun no nos hemos matado- conteste con una sonrisa- después de nuestras vacaciones en Mónaco, pensé que mejorarían las cosas, estaba considerando la idea de mudarnos juntos, pero no...

-Hay amiga- dice tomando mi mano- deberían hablar, algo tan bonito como lo que tuvieron o tienen no se puede ir al carajo así como así

-Lo sé- menciono- pero aún queda Ciara....

-¿aún sigue con ella?- dice mi amiga sorprendida- ¡es increíble!

-Pues así con seguridad que siga con ella, no lo sé- respondo algo resignada- Daniel y yo no hemos hablado estos días... más que lo necesario, el proyecto que nos dieron nuestros padres nos esta consumiendo muchísimo

En ese momento llega uno de los meseros para tomar nuestra orden. Pasamos la tarde de los màs tranquilas, no volvimos a hablar de Daniel, y eso me hacía muy bien, pensar en Daniel todo el día no era bueno para mi salud mental.

Siempre TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora