CAPITULO 14

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BÁRBARA

Después de unos días maravillosos en la Toscana, la realidad había vuelto y el día de enfrentar a Daniel estaba cada vez màs cerca, Celeste había regresado a Ibiza, varios días separada de Adam ya le estaba afectando, según ella no podía pasar màs días sin él, mi amiga extrañaba horrores a su novio.

Mi mente ya estaba un poco màs despejada, tenía claro dos cosas, la primera y la màs importante: evitaría a toda costa más encuentros a solas con Daniel, aunque él seguía enviándome todos los días un ramo de rosas rojas y no dejaba de mandarme mensajes a mi celular. En segundo lugar estaba decidida a decirle a Daniel que Alaia era su hija, creo que el momento de decírselo había llegado, tal vez me odiaría por no habérselo dicho antes, pero estaba dispuesta a correr ese riesgo.

Mis padres habían regresado de Alemania, y con su llegada la visita a la empresa era un hecho, no la podíamos retrasar màs, el nuevo proyecta debía empezara a tomar forma.

Hoy por fin iría a la empresa Zuckerman, me desperté temprano tome una ducha relajante y elegí mi atuendo para ir a la oficina. Leggins negros, blusa holgada sin mangas color negro, saco con manga tres cuartos en color beige y mis inseparables zapatillas negras de tacón.

***

Mi llegada a la empresa Zuckerman fue todo un caos, en primera porque no tenía ánimos de venir y encontrarme con Daniel ¡no quería verlo!, segundo el saber que a partir de hoy vamos a trabajar juntos no me ponía de buen humor y tercero y más importante, después de desayunar mi pequeña se empezó a sentir un poco mal, así que no quería dejarla sola, a pesar de que mi mamá se quedó al pendiente de ella, me siento muy intranquila, solo espero que esta reunión no demore mucho, quiero regresar cuanto antes a casa.

Entro al subterráneo de la empresa, aparco mi auto, tomo mi bolsa de mano y mi Ipad, bajo de mi auto, coloco la alarma y voy directo al ascensor. Una vez dentro presiono el número seis, ahí es donde está la oficina de mi papá y la sala de reuniones.

El sonido del ascensor me informa que he llegado, salgo y el sonido de mis zapatillas se escucha por todo el piso, no por nada me puse zapatillas, me gusta que al caminar me miren, me siento poderosa- ok mi ego al cien por ciento- Llego a la recepción necesito saber por dónde llego a la oficina de mi papá.

-Buenos días- digo quitándome mis lentes de sol- Bárbara Zuckerman

-Buenos días señorita Zuckerman- dice muy amable la asistente de mi papá- ¿en qué puedo ayudarla?

-Me podría decir en donde está la oficina de mi padre, por favor

En el momento que la asistente iba indicarme donde está la oficina, el ascensor se abre y por instinto voltee y casi desee no haberlo hecho, siento como mi corazón empieza a latir muy rápido, delante de mí luciendo espectacular y guapísimo... Daniel Moretti.

-Buenos días- dice de una manera muy sexy, que me hace querer correr hacia él y besarlo, ¡controla tus hormonas Bárbara! ¡Autocontrol ante todo! No puede ver cuánto te afecta verlo.

-Buenos días señor Moretti- contesta la asistente, levemente sonrojada, al parecer no soy la única que se descontrola cuando ve a Daniel Moretti – el señor Zuckerman lo está esperando.

- Muchas gracias- dice sonriéndole

-Me podría decir donde está la oficina de mi padre- dije tratando de no sonar molesta

-La oficina...- la asistente no termina de explicarme cuando Daniel la interrumpe.

-Yo acompaño a la señorita a la oficina del señor Zuckerman- contesta Daniel mirándome seductoramente a los ojos. Yo solo ruedo los ojos.

Siempre TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora