Capítulo 12. Extra Daniel

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DANIEL

En el momento que Bárbara acepto pasar una noche conmigo no pude ocultar mi felicidad, después de tantos años, iba a tenerla entre mis brazos una vez más, esta noche seria inolvidable y mágica para los dos, esta noche haría que Bárbara recordara mis besos, mis caricias, pero sobre todo.... le demostraría que aun la seguía amando, si ella me lo permitía le haría el amor toda la noche, hasta que los primeros rayos del sol salieran.

La tome de la mano antes de que se arrepintiera y se fuera de mi lado, ella acepto mi mano y entrelazo nuestros dedos, me sentía el hombre màs feliz del mundo, iba a pasar la noche con Bárbara, la iba a tener entre mis brazos una vez màs, gracias a la oscuridad de la pista salimos de ahí.

Llegamos a la recepción del hotel, Bárbara se quedó unos metros atrás, al preguntarle porque lo hacía me dijo que debíamos ser discretos, nadie se debía enterar que íbamos a pasar la noche juntos, al principio quería decirle que no estaba de acuerdo, quería que todos los hombres que estaban dentro y que se habían comido con la mirada a Bárbara se enteraran que ella era mía, pero si quería estar bien con ella, debía hacerle caso.

Pedí una habitación- la mejor suite que tuvieran- quería que Bárbara se sintiera cómoda y disfrutara de esta noche, quería lo mejor para ella, me dieron la llave de la habitación y regrese por Bárbara, nos alejamos un poco hasta llegar a los ascensores, subimos y al cerrar las puertas no pude contenerme más, me acerque a ella y la bese, ¡dios como había añorado por tanto tiempo sus besos! Bárbara no tenía idea lo adictivos que podían llegar a ser sus besos, aunque sabía a la perfección como volverme loco con solo darme un pequeño beso, intente muchísimas veces sentir este tipo de conexión con Ciara, pero nunca pude sentir lo que siento cuando Bárbara me besa.

Pensé que no me iba a corresponder pero me dejo atónito cuando me devolvió el beso,  coloco una de sus manos en mi cabello y lo jalo, entre tropezones y más besos salimos del ascensor y logramos llegar a la habitación, estaba completamente oscura, la única luz que teníamos como testigo era la que se filtraba por la ventana.

Entre besos y caricias fuimos despojándonos de nuestra ropa, moría por volver a estar con ella,  recorrer su cuerpo, sentirla mía nuevamente. Bárbara empezó a quitarme mi saco, mi corbata y mi camisa cayo con la demás ropa, la voltee para poder quitarle ese hermoso vestido que con solo verla me había puesto muy duro, baje muy lentamente el cierre de su vestido dejando besos por toda su columna, sentí como se erizaba su piel con cada uno de mis besos, saber que mis besos le provocaban algo, me hizo desearla aun màs.

Al bajar su vestido por completo casi me da un infarto, su ropa interior era muy sexy- aunque no iba a durar mucho en su cuerpo-, empecé a dejar besos por todo su cuello, Bárbara no pudo evitar dejar salir un gemido, eso solo hizo que mi entrepierna estuviera más dura de lo que ya de por si estaba, si seguía con esta tortura de besos y caricias... no íbamos a durar mucho.

La recosté con mucho cuidado en la cama, quiero que esta noche la disfrutemos al máximo y que cada uno de mis besos y caricias las recuerde por muchos días, y si es posible semanas y meses, le desato su sostén tirándolo con la demás ropa, recorro sus hermosas piernas, me encanta sentirla estremecer con mis caricias, subo y llego al elástico de su tanga, una prenda màs y nos sentiremos piel con piel.

-Dime que traes un condón contigo- dice agitada mirándome- no quiero una sorpresa otra vez

¿Una sorpresa? ¿Otra vez? De que está hablando

-¿De qué hablas Bárbara?- pregunto curioso acariciándola, recorriendo todo su espectacular cuerpo.

-Solo ponte un maldito condón y... hazme tuya- dice atrayéndome a sus labios

Bajo de la cama y busco en mi cartera un condón, rasgo el envoltorio y me coloco el condón, acercándome muy lentamente hacia ella, me coloco entre sus piernas y poco a poco me hundo en su interior, Bárbara suelta un gemido que me prende aún más, sus piernas me rodean la cintura, me acaricia la espalda y me da un apretón en mi trasero.

-Te quiero Bárbara- digo sin más- te he extrañado todo este tiempo- digo embistiéndola nuevamente.

Espero respuesta de ella, pero no dice nada, la miro y tiene los ojos cerrados, dejándose llevar.

-Más... rápido- dice arañándome la espalda

La embisto más rápido, sentir a Bárbara entre mis brazos es la mejor sensación del mundo, la acaricio por todas partes, necesito sentirla... para saber que esto no es un sueño, recorro su piel una y otra vez, entre jadeos Bárbara me pide màs, ella al igual que yo necesita más de esto. varias embestidas más Bárbara se deja ir en un maravillo orgasmo, dos embestidas más y llega mi liberación.

Una vez que me recupero, ruedo al otro lado de la cama no quiero aplastarla, veo como le brillan sus ojos, acaricio su pelo y noto como poco a poco se va quedando dormida, la cubro con las sabanas atrayéndola a mí, esta noche no la dejare, la abrazo y poco a poco me quedo dormido yo también.

***

La luz de los primero rayos del sol me despiertan, no había dormido tan bien desde hace años, recorro mis brazos por la cama para sentir a Bárbara, pero al tocar su lado me doy cuenta que está vacío, me incorporo y busco a Bárbara por la habitación pero es más que obvio que no está.

Algo llama mi atención, en la mesita de noche hay una notita, ¿díganme que no es lo que estoy pensando? ¡Esto no puede estar sucediendo!

Daniel:

Fue una noche maravillosa, pero solo en eso quedara,

me pediste una noche y la tuvimos,

no me busques... esto jamás volverá a suceder.

Bárbara Zuckerman.

¡Esto debe ser una maldita broma! Leo la nota una vez más, ¿esto está pasando? ¿Bárbara solo me utilizo? Esto no puede ser real, seguro no quiso decirme eso, le hice el amor toda la noche, la sentí temblar con mis caricias, sus besos me dijeron tanto, pensé que hoy por la mañana hablaríamos y podríamos arreglar las cosas, pero evidentemente no fue así, es más claro que el agua lo que sucedió en esta habitación, Bárbara se vengó por haberla dejado hace cinco años de la forma en que lo hice, sé que me merezco esto y mucho más, pero solo te diré una cosa Bárbara Zuckerman...esta vez no te dejare ir, así tenga que rogarte lo voy a hacer, esta vez no voy a perderte.

Siempre TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora