Capítulo 39

1.8K 82 0
                                    

BÁRBARA

Mi regreso a Milán era más que necesario, tenía que contarle cuanto antes a Daniel todo lo que estaba ocurriendo, aunque tenía la ligera sospecha de que tal vez no creyera nada de lo que le dijera, puesto que la última vez que nos vimos discutimos y no terminamos muy bien que digamos.

Tanta era mi desesperación por regresar a Milán que parecía que todo estaba en mi contra, mi viaje se retrasó por dos días, si no era una cosa era otra.

Y lo que más me preocupaba era cómo iba a hablar con él, teniendo en cuenta que él estaba con Ciara, aunque ahora que sabía que la boda se había cancelado, tenía una pequeña esperanza para poder hablar a solas con él.

Alaia no sabía nada, de hecho, ella se había quedado con Celeste en Ibiza, después de la confesión de Jackson sobre Ciara no quería poner en riesgo a mi hija, su seguridad era lo más importante para mí.

Cuando le conté a Celeste todo lo que me había dicho Jackson casi le da algo, sabía que Celeste quería mucho a su primo, pero debía contarle todo a alguien o me volvería loca; le conté de la decisión que había tomado, tenía que contárselo a Daniel, si él decidía no creerme yo no podía hacer nada.

Al decirle que no quería que mi hija viajara conmigo hasta saber que pasaría, Celeste estuvo de acuerdo conmigo, lo mejor sería mantener segura a Alaia y lo más importante mantener alejada a mi hija de Ciara.

***

Mi viaje a Milán era algo que prácticamente no le había contado a nadie solo a Celeste, si era posible quería llegar a la ciudad, hablar con Daniel y regresar a Ibiza lo más rápido posible, dejar a mi hija sola me tenía un tanto nerviosa.

Antes de tomar el avión que me llevaría a Milán le envié un mensaje a Daniel, diciéndole que tenía que hablar con él, no quise darle más información, le mande la dirección donde lo vería, lo había citado en una cafetería en el centro de la ciudad, al principio quise citarlo en nuestra casa para tener más privacidad y poder hablar con él, pero aun tenia presente lo que había pasado en nuestra casa hace poco más de un mes y por más que muriera de ganas por volver a estar con Daniel, no podía.

Espere su respuesta con mucho nerviosismo y antes de subir al avión un simple "ok" de su parte, me puso más nerviosa que nunca.

***

Cuando nos avisaron que en cuestión de minutos estaríamos aterrizando en Milán, mi corazón empezó a latir más fuerte que nunca, tenía que aceptarlo... estaba muy nerviosa, tenía miedo de que Daniel no me creyera nada de lo que le dijera y que este viaje no sirviera de nada.

Al detenerse el avión supe que el momento había llegado, no había vuelta atrás, me levante de mi asiento y camine hacia la salida, cuando estaba bajando las escaleras tuve que agarrarme de la barandilla, un mareo me detuvo en medio de la escalera y todo me daba vueltas, ¡tenía que marearme en este preciso momento!

- ¿Se encuentra bien señorita? - escuche la voz de una azafata que estaba a mi lado sosteniéndome para no caer

-Estoy bien, gracias- dije tratando de calmarme, eso me pasaba por no desayunar antes de tomar el vuelo y sobre todo por no haber dormido casi nada la noche anterior.

-podemos llevarla al servicio médico para que un doctor la revise señorita- dijo la azafata viéndome a los ojos, tratando de convencerme.

-No es nada, pero aun así muchas gracias- dije bajando las escaleras que faltaban

No quería demorarme más en el aeropuerto, tenía los minutos contados para llegar con Daniel, y pasar al servicio médico me llevaría muchísimo tiempo.

Siempre TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora