CAPITULO 19.

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BÁRBARA

Nuestro vuelo a Mónaco fue relativamente corto, mi pequeña estaba muy emocionada, no dejaba de ver por la ventanilla desde que había despegado el avión, este viaje seria inolvidable para las dos.

Cuando el avión aterrizo, mi pequeña no dejaba de sonreír, bajamos y fuimos a buscar nuestro equipaje junto con Abi, cuando tuvimos nuestras maletas en mano, tome de la mano a mi pequeña y fuimos a buscar la camioneta que nos llevaría al hotel.

***
Cuando les dije a mis padres la idea de venir unos días a Mónaco con mi pequeña me dijeron que el Resort Zuckerman de Mónaco estaba disponible para mí, así que sin pensar màs acepte su ofrecimiento, ser hija del dueño tenía sus ventajas

El Zuckerman Resort & Spa de Mónaco era espectacular, uno de los mejores hoteles de Mónaco. Nuestro hotel se caracterizaba por ser una versión de lujo y elegancia en la playa, las habitaciones y las suites de este hotel de Mónaco destacan lo que atrae a visitantes de todo el mundo: La costa azul de Francia.

El chofer estaciono el auto frente al hotel, bajamos y fuimos directo a recepción.

-Buenas tardes- dije en mi perfecto francés llegando a recepción

-Buenos tardes- contesta la recepcionista muy amable- ¿en qué puedo ayudarle?

-Tengo una reservación a nombre de Bárbara Zuckerman

-Un momento por favor- respondió tecleando algo en la computadora- es correcto- dijo con una sonrisa- señorita Zuckerman bienvenida, le entrego la llave de su villa- me mira- Villa Victoria

-Muchas gracias- respondí tomando la tarjeta de nuestra villa

-Que tengan una excelente estancia

***
Nuestra villa era hermosa y enorme, 200 metros cuadrados, cuatro habitaciones, sala, comedor y una amplia terraza, piscina personal con vista a la playa y al mar mediterráneo, a pasos de las instalaciones de ocio del complejo y de la playa de arena blanca, un lugar tranquilo y aislado en el ala norte del complejo.

Al ver esta hermosa suite - que era ¡enorme!- entendía porque nuestros hoteles eran considerados uno de los mejores del mundo.

Una vez que entramos Alaia literal corrió hacia la terraza para poder observar el mar- ya mencione que mi hija le encantaba el mar- espere a que dejaran nuestras maletas, dándole una propina al chico y cerré la puerta.

Camine hacia donde mi hija estaba intentando abrir la puerta de la terraza. Le ayude y salimos, la vista que teníamos frente a nosotras era espectacular, sin duda los atardeceres y los amaneceres desde aquí será algo digno de admirar.

-¿Te gusta pequeña?- pregunte a mi niña alzándola y recargándola en mi cadera.

-Es muy hermoso mami- no dejaba de observar el vaivén de las olas- elegimos la playa correcta

Si en algo nos parecíamos mi hija y yo, era en ese, a ambas nos encantaba contemplar el mar.

-¿Te gustaría ir a dar un paseo por la playa?

-¡Sí!- respondió mi pequeña entrando nuevamente a la habitación

Vi desde la terraza como abría su pequeña maleta y buscaba lo que me imagino era su traje de baño, entre y busque ropa màs liviana, hacía un calor tremendo, aunque dentro de la suite no se sentía mucho gracias al aire acondicionado.

Una vez que ambas nos habíamos cambiado y Abi también estuvo lista,  salimos a la playa para dar un paseo.

***
Me encantaba caminar sobre la arena blanca de la playa, mi pequeña estaba màs que feliz, sonreía como nunca, no dude en tomarnos muchísimas fotos durante nuestra caminata, una vez que recorrimos parte de la playa mi niña estaba ansiosa por meterse al mar.

Siempre TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora