CAPITULO 7.

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Bárbara

1 semana después

Tal y como lo había dicho, después de que mi papá estuvo totalmente recuperado, tome el primer avión y viaje a Londres, regresar al país que se había convertido en mi hogar por casi cuatro años era maravilloso, esta ciudad me había encantado desde pequeña, solo que esta vez mi estadía en Londres sería muy breve, tenía que arreglar todo para hacer mi traslado a Milán, solo que en esta ocasión vendría conmigo mi pequeña. Nadie sabía de mi viaje, y para los que llegaran a preguntar había viajado a Madrid.

Llegue al aeropuerto casi anocheciendo, viajar de Milán a Londres era muy rápido, busque mi maleta, afuera me estaría esperando mi chofer, una vez que lo ubique fuimos directo al estacionamiento, subimos a la camioneta y viajamos directo a mi departamento.

El departamento estaba ubicado en una de las mejores zonas para vivir en Londres, al llegar el chofer presiono un control y el portón del edificio se abrió dejándonos entrar, al pasar mi camioneta la puerta se cerró. El chofer estaciono la camioneta, baje y tome el ascensor, presione el número 6 y subí al departamento.

Llegar a casa era lo mejor y más si una pequeñita de cuatro años, te esperaba con los brazos abiertos.

-¡Mami!- dice mi pequeña corriendo hacia mí

-¡Hola mi amor!- respondo cargándola y llenándola de besos

Después de haberme dado por vencida y saber que Daniel Moretti jamás iba a volver, una pequeña esperanza me lleno de vida, me entere que iba a ser mamá, tenía seis semanas de embarazo, cuando recibí la noticia no había dejado de llorar, aún no terminaba la universidad, no sabía cómo decirle a mis padres que su hija pequeña iba a ser madre.

No mentiría si dijera que no pensé en irme por el camino fácil y deshacerme del bebé, contemple muchas veces la opción de no tenerlo, sería tan fácil ir al médico e interrumpir mi embarazo, pero me di cuenta que ese pequeñito que crecía dentro de mí no tenía la culpa de lo que había sucedido entre Daniel y yo, mi bebé era fruto del amor que nos habíamos tenido y sería el mejor regalo que la vida me podía dar.

Tenía mucho miedo de decirles a mi padres lo que estaba sucediendo, tenía apenas veintitrés años, no tenía la madurez suficiente para hacerme cargo de un bebé yo sola, aun me faltaba un semestre para terminar mi carrera, ¡tenia muchísimo miedo! Y lo peor de todo es que Daniel no estaba aquí conmigo para afrontar juntos lo que estaba sucediendo.

Llegue a pensar que mis padres me iban a mandar al carajo, pero me apoyaron como nunca y que decir de mi hermana, estaba feliz de ser tía, en ese momento agradecí tener la familia que tenía.

Mis padres se volvieron locos cuando mi pequeña Alaia nació un 08 de Septiembre, pesando 3 kilos 600 gramos; en el momento en que me dieron a mi pequeña y la cargue por primera vez... fue la mejor sensación del mundo, en ese momento me importo muy poco que Daniel se hubiera largado, después de todo... me había dejado el mejor regalo del mundo.

Mi pequeña Alaia fue ese milagro que jamás había esperado y que llego en el momento en que más necesitaba de algo para seguir adelante con mi vida y no derrumbarme por la partida de Daniel, mi niña fue mi motor para levantarme cada día, ella se había convertido en mi razón principal por ser mejor cada día, la quería tanto que ya no imaginaba mi vida sin ella.

-¿Cómo está mi niña hermosa?- dije llevándola a la cocina, teníamos que cenar.

-Bien mami- dijo con su vocecita

En la cocina estaba mi tía Sarah, Elena la señora que ayudaba con las labores de la casa, junto a Abigail- la niñera de mi pequeña- entre las tres cuidaban muy bien a mi pequeña cuando yo tenía que ausentarme.

Siempre TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora