|C a p í t u l o 13|

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Chloe llevaba bastante tiempo observándose en el espejo de su cuarto. Su cabello rubio estaba suelto, su mirada expresaba seriedad ante la imagen de su propio cuerpo desnudo. Visualizó su cuello, para luego seguir descendiendo hasta observar su vientre. Arrugó el ceño aun con su mirada en aquel lugar de su cuerpo, hasta que una de sus manos se posó sobre su vientre. Muchos años habían transcurrido desde aquello, pero en su mente seguían apareciendo algunas imágenes que creía haber olvidado. Esos recuerdos cada vez se volvían mucho más nítidos que antes y también más duradero. Cerró los ojos y el rostro de aquel hombre volvió a ella. Sus ojos verdes y pelo castaño hicieron que ella arrugara el ceño y abriera sus ojos de golpe. ¿Por qué él volvía?, ella tenía en claro que lo que había sucedido, había sido solo una relación entre jóvenes, que amaban la adrenalina, tanto así que después de todo, nunca más supieron el uno del otro. Y así era mejor, no quería más recuerdos después de la decisión que había tomado hace ya muchos años.

Giró sobre sus talones y comenzó a vestirse con la ropa que había dejado sobre la cama, ya lista, hizo una coleta, tomó sus llaves y se dirigió a una de la cafeterías cercanas a su hogar. Caminó observando el paisaje a su alrededor, nunca se había dado un tiempo de observar su barrio o darse cuenta que la casa de la esquina, tenía una pequeña fuente, la cual era la misma que la de su abuela, o por lo menos, así la recordaba. Siguió su camino observando todo a su alrededor, hasta que llegó a la cafetería.

Abrió la puerta y el tintineo de la campanilla le dio la bienvenida. El ambiente cálido junto al aroma a café recién hecho, embriagó su sentido del olfato. En el lugar no habían muchas personas en ese momento, salvo una joven pareja de adolescentes y otra de ancianos. Los observó por un momento. Deseando que su matrimonio durara tanto o mas como la vida de los dos ancianos que se encontraban comiendo pastel junto a una taza de té. , se dirigió a una de las mesas que se encontraban al lado del ventanal en donde podía ver el parque que se encontraba frente al lugar.

—Hola, bienvenida—dijo una chica de cabello castaño amarrado en una coleta—le dejo la carta...

—No, solo tomare un cappuccino. Gracias—respondió Chloe rápidamente.

La mesera le sonrió y asintió para luego retirarse. Chloe siguió observado el parque que se encontraba frente a sus ojos. Observaba a las personas que se divertían, hablaban o solo caminaban para distraerse. Hasta que su mirada visualizó a una joven pareja con un pequeño de dos años aproximadamente. Chloe al verlos suspiró y una pequeña sonrisa apareció en su rostro. Anhelaba con su vida sentir aquella sensación que solo las madres experimentan. Lo anhelaba mas que a nadie, ahora que era una mujer casada, se sentía verdaderamente preparada para serlo. Aunque el destino le estaba poniendo varios obstáculos.

[2° Libro]Love is a drug-Los Fantasmas VuelvenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora