|C a p í t u l o 10|

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La jornada laboral había terminado, se encontraba cansada y sin ánimos si quiera de abrir su casillero. Se sentó por un momento en la banca del vestidor y permaneció allí por algunos minutos sin moverse. Nunca antes ese lugar le había parecido tan tranquilo como en aquel momento. Aquel momento fue rápidamente interrumpido por sus colegas que entraron de forma abrupta. Aquel acto, hizo que Samantha reviviera uno de los peores días de su vida, lo cual provoco que ella, instintivamente se protegiera la cabeza, cerrase los ojos fuertemente y tomase una posición fetal.

Markus fue quien entro primero y la vio en aquella posición, seguido de Adam. Phelps arrugo el ceño y se acerco a ella, posando su mirada por algunos segundos en Byrne para volver a fijarlos en ella.

—Samantha, soy yo Markus...

El cuerpo de ella poco a poco comenzó a relajarse al mismo tiempo en que ella abría los ojos y baja la guardia. Levanto su mirada hacia Markus y luego la paso en Adam, quien la observaba con el ceño ligeramente fruncido.

—Markus...—murmuro ella—yo... creí que...

—No tienes que explicar nada —respondió acariciándole la cabeza —Si quieres puedo llevarte..

—No —lo interrumpió —No te preocupes, prefiero caminar.

Adam quien se encontraba un poco mas alejado de aquella situación, no dejaba de observarlos y de pensar en Steven. ¿De verdad su amigo había perjudicado a Samantha a ese nivel? Recordó las palabras de la conversación que habían tenido el día anterior. Cada vez, se preocupaba mas de lo dicho por su amigo, de lo dicho y hecho por él. Arrugo el ceño sin dejar de observar a Samantha, quien sacaba sus pertenencias y guardaba su blanco delantal junto a sus implementos; para luego dirigirse a las duchas. Byrne en ese momento agacho la mirada; ¿Cómo se lo diría?, al fin de cuentas Smith en cualquier momento podría toparse con Steven.

—Smith —Hablo con voz firme Adam. Samantha se giro y lo observo —Ten cuidado

Ante esas palabras, el semblante de ella cambio a uno de incertidumbre. Observo a Markus por algunos minutos, pero él estaba tan extrañado como ella. No entendía nada.

Markus observo como la mujer se encerraba en el baño, para rápidamente acercarse a Adam quien abría su casillero y sacaba su mochila apoyándola en una de las bancas.

—¿Qué quisiste decir con eso, Byrne? —pidió explicaciones Phelps observando al neuro cirujano.

Adam levanto la mirada y lo observo de forma seria por algunos segundos, para luego responder.

—Lo inevitable, Phelps. Lo inevitable.

—Quieres decir que...

Pero Phelps, no pudo seguir articulando palabra alguna por que su mente rápidamente le había dado una respuesta. Soltó el aire que había retenido por algunos segundos y se dejo caer en la banca. De verdad el tiempo había transcurrido demasiado rápido para su gusto.

[2° Libro]Love is a drug-Los Fantasmas VuelvenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora