|C a p í t u l o 4|

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A pesar de que no había dormido prácticamente nada durante la noche, no se sentía cansado. Tomó su delantal blanco y puso su estetoscopio de sus bolsillos, para luego dejar a la vista su credencial. Abrió su casillero y guardó su mochila, para salir rápidamente de los vestidores del St. Thomas Hospital. Caminó por los pasillos hacia el área de cardiología, saludando a algunos conocidos. Antes de llegar a su unidad, desvió camino, recordando que debía ver a unos pacientes que habían sido operados al corazón. Pero antes de llegar a las habitaciones, oyó como uno de sus colegas hablaban de él y Chloe, se escondió detrás de una pared que sobresalía a un extremo.

—Es en serio. Chloe debería estar con un hombre que la haga "feliz"—dijo haciendo comilla con sus dedos—Sabes a lo que me refiero.

—¿Y si el problema es ella?—preguntó el otro médico—No siempre es el hombre...

—¿Chloe?—inquirió extrañado— Una mujer como ella, difícilmente tendría problema para concebir.

—¿Por qué estas tan seguro?—inquirió

—Solo...,es cosa de observarla—respondí con voz seductora. Ya a esa altura de la conversación, Markus tenía sus puños apretados, tratando de no golpear a un personal médico dentro de un recinto hospitalario. Inspiró hondo y salió de su improvisado escondite, con semblante un poco mas relajado.

—Veo que no hay nada mejor que hacer, que estar conversando—respondió Phelps a la vez que los dos hombres lo observaban sorprendidos—mas aun sobre temas, que no están en su área de especialidad—sonrió de forma sínica—¿O si?

—Como médicos, sabemos un poco del tema...

—Tú lo has dicho—lo interrumpió Markus—un poco; por lo cual no pueden estar hablando sobre temas que no manejan. Mucho menos, cuando estás hablando de mi esposa—espetó con voz firme.

—Phelps...

Pero por primera vez en bastante tiempo, Markus no pudo seguir conteniendo la rabia que sentía al haber escuchado a aquellos dos médicos hablando de la sexualidad entre su esposa y él. Le propino un golpe en pleno rostro a uno de ellos, quien se tambaleo y fue socorrido por su compañero.

—¿En que estas pensando? —espetó observándolo para luego cerciorarse de que su compañero estuviera bien.

—Que les quede claro, de mi esposa no habla nadie, ¿entendido? Idiotas—respondió Markus retomando su camino hacia el área de cirugía, en donde se encontraban sus pacientes que debía ver, a la vez que dejaba a dos médicos sin nada más que decir, que observándose a sí mismos.

Se sentía frustrado y enfadado, ¿Hasta cuándo hablarían a sus espaldas?,¿Tan importante era su vida sexual para los demás? Exhalo de forma fuerte, a la vez que una pequeña mueca aparecía en su rostro. Se dirigió hasta donde se encontraba el enfermero jefe revisando en el laptop, las fichas de sus pacientes. Se detuvo a algunos metros y respiró profundo, procurando que su semblante enfadado se relajara. No le gustaba comenzar su día de esa forma.

[2° Libro]Love is a drug-Los Fantasmas VuelvenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora