[2° Libro]Love is a drug-Los Fantasmas Vuelven

|Capítulo 30|

Por más que se acomodara y diera vueltas en la cama, Liam no podía conciliar el sueño. Y es que con Rose a pesar de intentar que las cosas funcionen y pusieran de su parte, la verdad era que no habían cambios positivos. Los dos sentían que se alejaban; que por mas que trataran de afianzar la relación, la distancia era cada vez mas grande entre ellos.

Suspiró y estiró uno de sus brazos hacia al lado tocando las sábanas y por sobre todo, sintiendo la soledad. Volvió a girar su cuerpo hacia un costado de la cama y tomó su teléfono móvil. No tenía ningún mensaje, o llamada. Buscó entre los contactos el número de Rose, hasta que visualizó su nombre. Deseaba llamarla pero ¿Y si estaba en un procedimiento importante? Desistió la idea de llamarla y dejó volvió a dejar su teléfono en la mesita de noche, para luego ponerse de pie y dirigirse a su oficina.

Caminó descalzó por la habitación y se dirigió a su oficina que se encontraba al lado. Era amplia, con estilo minimalista, pero por sobre todo, tenia un gran ventanal el cual siempre contaba con su telescopio enfocado en el cielo. Se dirigió a su instrumento de trabajo y comenzó a observar el cielo nocturno mientras buscaba su constelación preferida, Andrómeda. Y es que ver una de las más hermosas (según su punto de vista) era su lugar seguro.

A lo mejor no todos comprendían a un astrónomo como él, que siempre buscaba los momentos precisos para observar el cielo, pero era una de las pocas cosas que lo ayudaban a ver los problemas desde otra perspectiva.

Ajustó su microscopio y pudo ver la estrella mas brillante de la constelación: Alpha Andromedae. Al notarla, sonrió de forma débil y se mantuvo observándola por varios minutos. Su luz brillante y esplendor opacaban a las pequeñas estrellas que se encontraban dispersas a su alrededor.

Suspiró y se alejó del telescopio para observar la infinidad de la noche. El cielo oscuro pero acompañado de algunas estrellas que se dejaban vislumbrar, lo ayudaban a tomar una decisión que, hace algunos días, tenía en mente. Y es que a pesar de que la amaba, se había dado cuenta que la relación entre ellos nunca había comenzado de una forma normal y sana; creyendo que el tema de Adam poco a poco desaparecería de sus vidas , lo que no fue así y Liam comenzó a odiarse por haber Sido un ingenuo.

Se alejó del telescopio y se dejó caer en el sofá que se encontraba junto a este. Solo el resplandor de la luna iluminaba parte de la oficina del gemelo. Su mirada se perdió en un punto de la pared y comenzó a pensar en la forma en que le daría a conocer su decisión.

Volvió a su cuarto y tomó su teléfono móvil marcando el número de Rose. El sonido de marcado no se hizo esperar, a la vez que el caminaba por su habitación, hasta que ella respondió:

—Liam ¿Estás bien? —Su voz sonó preocupada y algo agitada juntó al bullicio del area de emergencias.

—Estoy bien. Te llamaba porque necesito que hablemos...