|C a p í t u l o 22|

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El señor McFadden estaba complementa absorto en sus pensamientos, olvidando por completo que se encontraba en una reunión con sus superiores hablando de un nuevo caso a investigar para él y sus subordinados. Pero su mente le hacía recordar una y otra vez a Prendergast y sus amenazas que cada vez se estaban cumpliendo de una u otra forma.

Una de las amenazas había sido realizada hace una semana, en donde se dejó en claro que Steven tendría un saludo «cordial» de parte de un amigo de Prendergast. Louis desde entonces trató de hacerle saber a Steven que se mantuviera en alerta, pero claramente, solo fue ignorado por él.

—¿Sucede algo McFadden? —inquirió uno de sus superiores.

Louis levantó su mirada algo confundido y negó rápidamente. El hombre que se encontraba frente a él, lo observó por algunos segundos más y volvió hablar acerca de la nueva investigación. El señor McFadden por su parte se acomodó en su asiento y volvió su atención al tema, pero esta vez sin dejar de observar su teléfono móvil.

Desde las amenazas, siempre procuraba mantenerse junto a su teléfono, revisar cada mensaje y contestar cada una de las llamadas. A pesar de ser Comisario de Scotland Yard tenía miedo, pero no por él, sino por su único hijo. Steven era muy temperamental, sabía que, si algo sucedía, no reaccionaría de buena manera, haciendo más difícil todo. La situación ya lo era, tanto así, qué Louis McFadden decidió no mencionar las amenazas en su contra con nadie, aun sabiendo que tendría apoyo y el procedimiento sería llevado de buena manera, pero algo en él le impedía que lo hiciera.

—Eso es todo señores.

Todos los presentes asintieron y se levantaron de sus asientos, a la vez que el señor McFadden hacía lo mismo. Tomó su teléfono, pero le impidieron la salida.

—¿McFadden, podría quedarse un momento?

—Claro, señor. —dijo asintiendo. —. Usted dirá.

Su superior llevó una de sus manos a su mentón, mientras que la otra al bolsillo de su pantalón. Bajó la mirada al suelo con semblante pensativo, como si estuviera buscando las palabras precisas para comenzar a hablar. Volvió su mirada al señor McFadden y dijo:

—En la reunión te noté algo distraído, por no decir completamente distraído —dijo levantando ambas cejas —¿Sucede algo?

McFadden lo observó sin ninguna expresión en su rostro, solo su cuerpo había reaccionado tensándose en el momento.

—No señor, todo está bien —respondió con tono firme, sin demostrar ningún tipo de emoción que lo delatase.

—McFadden, si sucediese algo con la investigación...

[2° Libro]Love is a drug-Los Fantasmas VuelvenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora