|C a p í t u l o 25|

10 0 0
                                    



¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Caminaba apresuradamente por los corredores del hospital, mientras su mente no daba crédito a lo que había oído, aquello no podía ser cierto; ni si quiera ella lo creía aún. ¿De verdad se encontraba en el mismo lugar que ella?, ¿Chloe habría oído bien? Nunca se imaginó que al llegar a su turno se encontraría con aquella ¿sorpresa? Si, una mala, pero, al fin y al cabo, sorpresa.

Al llegar a los vestidores, se sentó en una de las bancas y entrelazo sus manos, a la vez que su pierna no dejaba de moverse de forma rápida. Estaba nerviosa, sentía náuseas y ganas de querer llorar. Hurgó entre el bolsillo de su delantal, buscando su teléfono móvil y comenzó a buscar el contacto de la única persona que podría tranquilizarla. Dejó que su teléfono móvil marcara, hasta que la voz femenina se escuchó por la línea.

—Rosie...Dime que no es cierto, por favor —comenzó a decir Samantha mientras se levantaba y caminaba de un lado a otro.

—¿De que estas hablando Samantha? —preguntó con inquietud Rose —¿estas bien? ¿Dónde te encuentras? —su voz sonaba cada vez con más preocupación.

—Estoy en los vestidores...Rosie, solo respóndeme esta pregunta, ¿Es verdad que Steven esta en este mismo hospital?

Nada se escuchó desde el otro lado de la línea. Tan solo la respiración de Rose y algunos suspiros de frustración.

—No lo sé, Sam. —musitó con voz cortante —Pero si necesitas que lo averigüe, puedo hacerlo. Espérame en la sala del personal médico.

—Está bien, gracias.

***

Rose al momento de colgar la llamada, observó como Adam se dirigía a uno de los médicos y le entregaba unos papeles, dándole algunas indicaciones y/o informándole sobre el estado de algún paciente en común. En cuanto observó que el rubio se iba alejar del lugar, la castaña caminó de forma amenazadora sin apartar su mirada de él. Al llegar, lo tomó de forma brusca de uno de sus brazos y lo llevó hasta una de las salas que había desocupadas.

Adam la observó con el ceño fruncido, para luego observar la mano femenina que aun tenía aferrada a su brazo y volverla a ella, esperando una explicación.

—¿Puedo saber por qué nos encerramos? —preguntó Adam con las cejas alzadas —. Pero claro, que tonto soy —la acorraló entre la pared y su propio cuerpo —Necesitas algo de adrenalina...Literalmente. —agregó acercando su rostro al ella, quedando a unos pocos centímetros de los labios femeninos.

—¡No! —exclamó empujándolo de forma brusca, y provocando que Adam por poco perdiera el equilibrio —Solo quiero que me respondas una pregunta, Byrne —dijo cruzándose de brazos. —¿Es cierto que Steven McFadden está en este hospital?

[2° Libro]Love is a drug-Los Fantasmas VuelvenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora