|C a p í t u l o 3|

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Desde hace prácticamente cuatro meses que han estado intentándolo, pero nada conseguían. Para ellos comenzaba a ser frustrante, mas aun siendo una pareja joven con casi un año de matrimonio, pero lo peor era la presión que sentían por parte de algunos cercanos y sus típicas preguntas de ¿Y cuando los hijos?, si tan solo supieran que lo intentan cada vez que pueden, que el mayor deseo de los dos es tener un bebé y que sus preguntas no los ayudan a tener esperanzas que eso ocurra en poco tiempo.

Markus Phelps suspiró cansado cuando oyó a uno de sus colegas decir:" Deberían apresurarse...No siempre se es joven para ser padres" aquello fue como un balde de agua fría para él, pero aun así, podría soportarlo a diferencia de Chloe. Ella era mucho más frágil cuando se trataba del tema maternal, para ella era muy importante ser madre.

—¿Markus? —habló Chloe acercándose hasta su esposo.

Markus se giró a ella y la vió frente a él con un camisón de seda rosa lo que hacia contraste con piel blanca y cabello rubio. Por un momento se la imagino con un pequeño vientre abultado y una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

—¿Te desperté? —inquirió él dejando su vaso de agua sobre el mesón de la cocina, para luego abrazarla.

—No. Solo me preocupe al no verte y ninguna nota —respondió abrazándolo del cuello y dándole un pequeño beso en los labios. Markus cada vez que debía salir de emergencia a altas horas de la noche, siempre dejaba una nota junto a Chloe—Ven, vamos a dormir. Mañana comienzas temprano. —agregó tomándolo de la mano y guiándolo hasta el cuarto que compartían.

El trayecto desde la cocina al segundo piso no fue largo, pero fue suficiente para que Markus siguiera imaginando a Chloe embarazada. Al hacerlo, sentía una felicidad lejana, pero a la vez, que lo impulsaba a ser mucho mas cariñoso con ella.

Antes de que Chloe pudiera entrar a la habitación, Markus la acorraló junto a la fría pared del corredor. Comenzó a besarle el cuello dejando pequeños mordiscos...

—Markus...Sin dejar marcas —habló ella con voz entrecortada.

—Hum...¿Porque? —preguntó él sin dejar de besar su clavícula a la vez que su cuerpo se aferraba cada vez mas a ella.

—Mañana trabajo. ¿Qué pensarían de mi, si mañana me ven con el cuello marcado? —inquirió tomándolo del rostro y observándolo fijamente.

—Pues... —apoyó sus dos manos a la pared, acorralándola por completo —dirán que tiene un esposo que le encanta hacerla suya —sonrió seductoramente, provocando un sonrojo en ella. —amo hacerte sonrojar.

—¿A si? —él asintió —bueno, yo amo cuando te encuentro desprevenido —respondió a la vez que una de sus manos tocaba por encima del pantalón los genitales de él.

[2° Libro]Love is a drug-Los Fantasmas VuelvenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora