|C a p í t u l o 16|

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El día estaba cálido, pero aun así algunas nubes amenazaban con no dejar ver los rayos de sol. Aquello poco le importaba a él, ni siquiera le prestaba atención a lo que sucedía a su alrededor. Mantenía su mirada fija en su copa de jugo natural a la vez que deslizaba sus dedos por la copa. Suspiró y siguió con su mirada perdida en algún punto de la mesa de aquel café. Su mente no dejaba de recordarle lo sucedido con ella, sabía que en algún punto todo lo vivido le afectaría, pero nunca esperó que fuera de esa manera en donde él solo quería amarla, pero que de forma inesperada la mente le jugaba en contra recordándole a McFadden. Thomas estaba preocupado, pero no se lo demostraría a Samantha, tan solo la apoyaría.

—¿Necesita algo más? —preguntó la mesera quién se había acercado a Phelps con una sonrisa.

Thomas reaccionó moviendo su cabeza y luego fijar su mirada en la chica.

—No gracias—sonrió débilmente.

—Bueno, cualquier cosa estaré en la barra—respondió indicándole el lugar en donde se encontraría y Thomas asintió.

Al encontrarse nuevamente solo, Phelps tomó su teléfono móvil que tenía sobre la mesa y comenzó a buscar el contacto de Mia Brown. Ella era la única persona que podía orientarlo y ayudarlo a sobrellevar la situación.

—Hola Mia, soy Thomas.

—¡Thomas! —exclamó ella— Tanto tiempo. ¿Cómo has estado?

—¿En verdad?, más o menos.

—¿Qué sucedió? —dijo en tono preocupado.

—Se trata de Samantha...—suspiró y llevó una de sus manos a su nuca, tirando un poco de su cabello—Yo...No sé cómo ayudarla...

Por algunos minutos el silencio se prolongó entre ellos. Mia le dio todo el tiempo posible a Thomas para que ordene sus ideas y aquello Phelps lo agradeció. Él trato de formular las frases correctas en su mente, y aun así, le era imposible.

—¿Thomas, sigues ahí?

Phelps dio un pequeño respingo y arrugó el ceño. Pasó una de sus manos por su rostro a la vez que trataba de relajar su cuerpo.

—Si, sigo aquí Mia. Disculpa.

—¿Estas bien?

—Como te decía, se trata de Samantha—dijo pasando en alto la pregunta de su amiga—Creo que todo está peor que antes. Steven McFadden sigue rondando en su mente—espetó en tono duro.

—Ya veo—suspiró—Todo es un proceso y todo lo que está sucediendo, debe de ser así Thomas. Ella debe enfrentar su fantasma.

—Pero ya lo hizo ¿recuerdas? En la cárcel—mencionó para luego beber de su jugo.

[2° Libro]Love is a drug-Los Fantasmas VuelvenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora