|C a p í t u l o 27|

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Los días en el hospital transcurrían de forma lenta, tanto que sentía que el reloj que estaba frente a él no avanzaba. Se sentía frustrado, el estar sin hacer nada le provocaba incomodidad. Suspiró y volvió su mirada al monitor del pulso cardiaco, a pesar de que se encontraban dentro de los parámetros normales, Adam no quiso quitarlo. Y es que su amigo, se estaba volviendo un necio desde lo sucedido. Trataba de comprenderlo, sabía que él era su único amigo y como muchas veces le había dicho, su única familia. Pero muchas veces se volvía algo tedioso.

El sonido de las manecillas del reloj seguía con su ritmo, y Steven comenzaba a inquietarse. Suspiró con suma frustración y paso ambas manos por su rostro, lo que provocó que el sonido del monitor cambiara a uno totalmente molesto.

—¡Mierda! —exclamó con el ceño fruncido observando el aparato. Trato de ponerse de pie, pero en ese momento, entro Mary.

—¿Qué cree que hace señor McFadden? —preguntó ella con voz autoritaria, ante lo cual Steven enarcó una ceja—. Vuelva a la cama—agregó dirigiéndose al monitor y comenzar a programarlo

—¿Desde cuando tienes autoridad? —preguntó de forma mordaz, en el instante en que el sonido desaparecía y Mary volteaba a él.

La mujer arrugó el ceño, tomó el brazo de Steven y lo posicionó de forma brusca sobre la cama.

—Siempre he tenido autoridad con los pacientes.

—Más bien, pareciera que el estar tanto con Byrne te ha subido el ego, provocando que olvides tu puesto dentro de la jerarquía hospitalaria.

Steven observó cómo la rubia apretaba los puños y lo observaba con enfado. Le había dado en el punto exacto lo que le provocó gracia al cardiólogo. Nunca tuvo problemas con la enfermera, pero odiaba que las personas olvidasen el lugar que les correspondía, aún más sabiendo que a pesar de que él fuera ahora paciente, seguía siendo médico.

—¿Jerarquía hospitalaria?—preguntó con ironía—. Usted ya no es parte de este hospital.

—Lo sé. Pero deberías de ser más humilde a la hora de tratar con los pacientes, y mucho más cuando se trata de una persona que tanto a nivel profesional como personal, es mejor que tú.

Steven notó como aquellas palabras habían dejado sorprendida a Mary, pero lo que decía era en parte, por completo cierto.

—Al parecer vivo en una realidad paralela. ¿Steven McFadden hablando de humildad? No me haga reír—respondió con completa ironía en cuanto se recuperó de la leve conmoción. —Ahora, le sugiero que no mueva el brazo nuevamente. Permiso.

[2° Libro]Love is a drug-Los Fantasmas VuelvenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora