Capítulo 18 "Despedida"

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POV Valentina

— Hey, que bueno que regresas, ya he enviado el video final a Washington — el chico del nombre desconocido comienza a hablar —, me tarde 5 hor...

— Tenemos que irnos.

Mi pinta parece preocuparles ya que Vera me acerca una toalla para limpiar los grandes residuos de agua que aún caen de las ropas que llevo encima. Tras deshacerme de la mayor parte de ello, me encierro en la habitación donde he dormido desde que llegamos a la isla. Recojo las camisetas y abrigos que ya están secos tras haber sido lavados en días anteriores, los aviento en la gran maleta que acabo de sacar del clóset.

Mi decisión no fue tomada de manera súbita, soy consciente de que ahora que vi la vida que lleva Juls aquí... no tengo cabida en ella, Brenda es quien merece hacerla feliz.

De camino a la cabaña, pude ver en la zona costera que el MFV Edimburgo era el barco que zarparía hoy en 6 horas más con rumbo a Ciudad del Cabo, estaba en el momento justo, era la oportunidad de terminar con todo esto.

POV Pamela

Wow, eso fue... — me seco el sudor que ha empapado mi frente.

— No pensé que... — Mariana apenas logra decir ya que aún no recupera del todo su respiración.

— ¿Qué aguantaría tanto? — respondo sonriendo sentándome en la cama.

— Estás toda flaca y además apenas te estás recuperando de la lesión, creí que te desmayarías.

— Pues ya ves que no — me acerco para dejarle un beso rápido pero profundo.

Toda la tarde nos la habíamos pasado moviendo los muebles de la casa de Juls, le urgía una remodelación, justo acabábamos de mover un gran mueble de un extremo al otro de la habitación y según Mariana habíamos hecho tanto esfuerzo que habíamos sudado más que en un sauna.

Había pasado una semana desde que confesamos nuestros sentimientos, habían sido días maravillosos donde nos habíamos pasado horas y horas hablando de nosotras, conociéndonos a profundidad, sin duda hacía que me enamorara más.

Le había contado de mi infancia en Tristán de Cunha, de como supe de Valentina y mi llegada a la ciudad; hablamos de como creció en México y el como a pesar de casi no verse con Juliana suelen ser cercanas y hablar mucho.

— Así que una isla... interesante — Mariana dice tras colocar más ensalada en su plato y continuar con la comida —. ¿Crees que podríamos ir algún día a ese lugar?

Mmm bueno... — mi teléfono personal interrumpe la charla. Es Juliana.

— ¿Jul? — la sola mención del nombre de su prima capta la atención de Mariana — ¿Sucede algo?

— ¡Valentina se fue de la isla! Y no la pude detener, ¡ella me dijo que me ama! Y yo... — se escucha el aire que azota a su alrededor.

— Espera... ¿Cómo que Valentina estaba en la isla? — Mariana se queda con cara de póquer, la misma que se supone debería tener yo pero la cual tengo que disimular ya que yo si sabía que Val estaba en Edimburgo—, a ver, tranquilízate y cuéntame todo.

— Valentina llegó hace semanas a la isla, formaba parte de un grupo de NatGeo que vino a hacer un documental, ella... se enteró de lo mío con Brenda y luego... no sé cómo pasó pero... nos besamos y Pamela, no la he dejado de amar, y ahora ella se fue, no alcancé el barco, zarpó hace 15 minutos.

Trato de asimilar toda la información adicional a lo que ya sabía, no pensé que se les liaría tanto las cosas, debí seguir intentando avisarle.

— Juls... yo ya sabía que Valentina iría a Tristán.

— ¿Qué? ¿Y por qué no me avisaste?

— Traté, pero no logré comunicarme debido a la mala señal y, luego me surgieron cosas y me olvidé por completo de ese asunto.

Un silencio es todo lo que percibo de mi interlocutora.

POV Juliana

Sin darme cuenta cuelgo la llamada a Pamela.

¿Habría cambiado en algo el haber sabido con anticipación que Valentina venía a la isla? No radicalmente, pero me habría preparado para el panorama, ese que me cayó de sorpresa y que ahora se va de la misma forma.

Me quedo a la orilla observando como el barco con el pasar de los minutos se hace cada vez más pequeño.

— Debes ir tras ella — Marcela se sienta a un lado mío interrumpiendo mi monólogo interno —. Ni siquiera sé la historia entre ustedes, pero hasta un ciego se daría cuenta que hay tensión sexual en el aire cuando ustedes compartían el mismo espacio. Acabo de dejar ir a alguien y al igual que tú me estoy arrepintiendo.

— Ve — escucho la voz de Brenda a nuestras espaldas —. Tienes que ir seguirla y aclarar las cosas.

Me levanto de la orilla del muelle para acercarme a ella.

— Brenda, yo...

— No me debes ninguna explicación, me quería auto convencer de que tarde o temprano me amarías de la misma forma que pensaba que yo te amaba, ni siquiera eso era cierto. Cuando amas a alguien pero no es recíproco le dejas ir , pero yo quería ser egoísta, quería que ella se alejara de tí, que se diera cuenta que yo era quien merecía hacerte feliz luego de que perdió su oportunidad. Solo pensé en mi, no en tí, eso no es amor.

Las palabras de la rubia me descolocan, puede que no la conozca del todo pero si sé que está siendo sincera. Sé que le duele admitir lo que ha dicho, pero que necesita sacarlo de su sistema.

— Además... supe lo que pasó en la camioneta — comienza a jugar con la manga de su abrigo, está nerviosa —, sin embargo sería hipócrita de mi parte reclamarte por ello, dado que... también te fui infiel.

OK, eso me tomó de sorpresa.

— Estuve con la compañera de Valentina, la de... cabello rizado. Y no me arrepiento — sonríe bobamente.

El silencio vuelve a ser el gran protagonista de la plática, extiende su presencia por varios minutos.

— Escucha... ¿recuerdas que vendieron el MV Kelso? Ayer terminaron las reparaciones y lo llevarán a Ciudad del Cabo para entregarlo a su nuevo dueño. He hablado con Noah Lavarello, te permitirá viajar con ellos.

— ¿En serio hiciste eso por mi?

— Solo con la condición de que seamos amigas aunque sea por correspondencia, necesito saber que esto valió la pena.

Sin perder tiempo la abrazo demostrándole el cariño que desde que la conocí le tengo, un cariño que no debimos interpretar como algo más. Brenda es una persona especial, y quien llegue a amarla como se lo merece será una persona afortunada.

Al separarnos del abrazo ella se dirige a la camioneta que dejó a escasos 100 metros de distancia y del lado del copiloto saca la misma maleta con la que llegué a la isla.

— Toma, no pierdas el tiempo — me lanza la maleta la cual cacho perdiendo un poco el equilibrio debido a lo pesada.

La miro mientras sonrío, prometiendo no olvidarla.

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NA: Oh si, aparecí luego de dos meses. Ya estamos en recta final de 2020 y también de este segundo libro, un episodio más, el epílogo y nos despedimos.

Eso era todo, bye!

"Por siempre en Los Angeles" - AU JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora