Capítulo 11 "Sentimientos"

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POV Pamela

Confesaré algo.

Estos días de incapacidad me ha hecho darme cuenta de muchas cosas. Mariana no es tan caprichosa y estúpida como pensé. En verdad se sintió culpable por mi lesión y ha estado ayudándome todo esté tiempo, ya hasta aprendió las medidas de jabón y suavizante para la ropa, a poner la temperatura correcta para el lavavajillas, y sobre todo a cocinar unos huevos con tocino. Si, ella solita ha buscado como hacerlo, no me pregunta porque aún el orgullo le gana, pero el que haga las cosas ya es mucho, jamás pensé lograría eso.

También he observado detalles que podrían ser imperceptibles pero que si lo miro con detenimiento son lindos. Por ejemplo, ama ver Romeo y Julieta, se sabe todos los diálogos y los recita moviendo los labios para evitar yo lo vea; odia las películas de terror por que por las noches le da pesadillas. Y suele enarcar las cejas cuando ve programas como NCIS y se frustra por no dar con el culpable antes de que termine el programa.

¿Cómo llegué a darme cuenta de todo esto? Bueno, tal vez me está comenzando a gustar aún cuando seguimos teniendo choques por nuestras diferencias, pero esas diferencias desaparecen cuando nos sentamos en el sofá a mirar algún programa, para luego ella dormirse y de la nada terminar abrazándome.

Ha sucedido varias veces y tal vez podría molestarme por que termino con el brazo dormido, pero es todo lo contrario, amo que suceda, amo que se quede así dormida para que me permita observarla. No sabía que era algo que necesitaba en mi vida pero me hace sentir tan bien que no quiero que se termine.

[...]

POV Mariana

Ok, no sé como asimilar esto. Es decir, no me gustas las chicas, nunca me han gustado. Pero Pamela... estos días me di cuenta que... tal vez me gusta un poquito. Ay es que ¿cómo lo explico? Hemos pasado casi 15 días juntas, y... no sé pero ¿tal vez me cae bien? 

Es que, ahhhh me encanta su carita cuando está viendo Bob Esponja, me dan ganas de besársela toda. O cuando se pone toda feliz al hablar de como era su vida en la isla donde vivía, es como una niña hablando de porque ama los caramelos.

No Mariana ¿qué estás pensando? No, no te puede gustar la gemeletrix, es como si viera a Val,  recuerda, a Val jamás le querría besar la cara. Pero es que... aunque son tan parecidas físicamente con Pamela me están pasando cosas.

¿Ella sentirá lo mismo? Obvio no, solo me tolera, ¿pero gustarle?

El timbre del apartamento comienza a sonar de manera constante, no creo sea Pamela, ella carga llaves, además aún faltan 15 minutos para que llegue de su cita médica. 

— Mariana, please, tenemos que hablar — Ay no puede ser, ¿qué hace este imbécil aquí?— Vine desde México por ti, tus papás están súper preocupados, y yo también.

— ¿Cómo supiste que estaba aquí? — camino a la sala de la casa luego de tratar de cerrarle la puerta en la cara y que él evitara lo hiciera.

— Tenías vinculado tu teléfono a tu compu, baby, no fue difícil — se quita los lentes negros que siempe carga al grado que he llegado a pensar son parte de su cuerpo —. Mariana, vamos, regresa  Monterrey, aquí estás de arrimada, tú tienes tu casa.

— David ¿acaso ellos te mandaron? — pregunto mientras recojo algunas cosas de la mesa centro de la sala.

— En parte, yo también quería venir — trata de tomarme de las manos, lo esquivo con éxito —. Mira, si lo que quieres es tiempo, está bien, tómate tu tiempo, pero en Monterrey, ¿si?. Ve... no sé, al spa o al campestre, relájate, y ya verás que se te van los nervios y podemos planear con calma la boda.

— Ya no sigas. No puedo creerlo, ¿sólo en eso piensas? ¿la boda? No me quiero casar contigo ni con nadie, no me importa si nuestros papás son socios, no quiero.— tomo el tazón de palomitas de la sala y lo llevo hacia la cocina, trato de alejarme lo más que puedo de él —. ¿Por qué tanta insistencia con esto? 

Me acerco a David, a quien veo frustrado cabizbajo, y levanto su cara para luego pegar nuestras frentes para tratar de calmarlo.

— Lo que tuvimos fue lindo, tres lindos años, pero se acabó, te lo dejé claro. No estoy lista para el matrimonio y no voy a volver a México, es mejor que te regreses.

— ¿Por qué, Mariana? No tienes nada aquí, ya sé que tu prima ni siquiera está en el país, no puedes quedarte acá sola — contesta en voz baja acercando nuestras narices sin llegar a más —. Dale otra oportunidad a lo nuestro, te amo, y si quiero casarme contigo es para cuidarte.

— Mariana dejaste la puerta... abierta — la voz de Pamela inunda la sala tras cerrar la puerta del apartamento y voltear a mirar el interior, por lo que me alejo rápidamente del agarre de David. Ella nos mira con los ojos bastante abiertos y en su rostro solo noto incomodidad. —. Perdón, yo... voy a mi cuarto. Sigan con... lo suyo.

Ella sube rápidamente las escaleras, acción que me da miedo ya que aún sigue con dolores en el brazo, anoche se quejó de dolor y por eso fue al médico.

— Pam, espera, no... — no me deja terminar de hablar y desaparece de mi vista y luego se escucha una puerta cerrarse.

¿Y si ella pensó...? No no. Necesito hablar con ella. Pero primer necesito que David se vaya.

— Es en serio, vete. Mi decisión de no regresar a México por lo menos en un tiempo está tomada. Y lo que teníamos tú y yo ya no existe, entiéndelo, busca a una chica que te ame de la forma que te mereces.

— Es que ese es el problema, no quiero otra chica — trata de volver a tomarme de las manos pero me alejo aún más.

— Vete — me acerco a la puerta para abrirla.

— Esta bien, me iré. Pero prométeme que lo pensarás — me mira con cara de casi resignación —. Toma, te voy a seguir esperando.

Sale del departamento y entra al ascensor sin dejar de mirar ya que éste está justo frente a la puerta. En mis manos acuño la papeleta que me permitirá viajar a Monterrey.

¿Usarlo o no usarlo? Por ahora mi decisión es la segunda. 

No sé si es apresurado, pero ahora que tuve a David frente a mi me he dado cuenta que ya no siento lo que antes, ahora todo eso se concentra en otra persona, en quien menos pensaba y a quien debo darle una explicación de lo que vio.

No quiero hacerme ilusiones, pero su reacción me dio  entender sorpresa pero muy en el fondo quiero creer que son celos, y si es así, ¿significa que tengo una oportunidad?


"Por siempre en Los Angeles" - AU JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora