[Nota: En el multimedia está la canción que se menciona en el capítulo.]
POV Pamela
¿Qué demonios es ese ruido que me taladra los oídos?
¿Acaso no puedo descansar justo hoy?
¡Solo hoy!
Me levanto de la cama buscando mis zapatillas para ver de donde proviene ese ruido que cierta persona con voz aguda suele llamar música y que me acaba de cortar definitivamente el sueño, solo quería 12 horas para descansar luego de una semana complicada, no pedía más. Y sé perfectamente quien hace ese ruido, solo necesito callarla y, si pudiera, me encantaría lanzarla desde la ventana, no entiendo como hay personas que la soportan.
Y ahí estaba, mi maldito demonio personal, en medio de la cocina, quien vestía una camiseta bastante holgada y un short cuadriculado que me pareció haber visto en el clóset de Juliana.
A veces creo que su presencia en mi vida es un castigo por no haber asistido a misa en Tristán de Cunha.
— ¿Podrías parar? — me detengo detrás de ella mientras continua sirviéndose cereal en un tazón.
— No, también es mi casa — responde para luego hacer un pequeño paso de baile siguiendo el ritmo de la música de fondo para ir por una cuchara al cajón de la alacena.
— Mariana, ayer te pedí de favor que me dejaras dormir, no te he pedido nada en todo este tiempo, no te he pedido que me ayudes a limpiar el apartamento o a trabajar en el bufete, lo mínimo que quería...
— No eres mi mamá — se cerca estrepitosamente a mi quedando nuestras caras a escasos milímetros, nuestras respiraciones se pueden mezclar —, no tengo porque hacerte caso.
No sé pero tiene lindos ojos... stop, Pamela, es una malcriada.
Ella continúa bailando alrededor de la isla de la cocina mientras me lanza miradas retadoras, le encanta burlarse. No seguiré su juego cualquiera que sea, antes ella caerá en el mío, en el que estoy planeando.
Me quedo parada un par de segundos más hasta que la melodía deja de reproducirse y comienza otra donde el ritmo para nada es bailable, es más para cog... será mejor que me vaya, espero un par de tapones en los oídos ayuden de ahora en adelante.
[...]
POV Mariana
¿Qué tanto me ve? Ya sé que estoy buena, pero no debería se tan obvia, su envidia es tan evidente.
La canción termina y ella se va de la cocina sin decir palabra alguna, pero su mirada me dice que algo está planeando.
¿Y si quiere matarme para quedarse ella sola acá?
Ay no Mariana, ¿cómo piensas eso? No sería capaz, se ve que no mata ni a una mosca, bueno, de aburrimiento si, jajaja, ay me la mamé. Es que, en serio, es tan sosa, nunca sonríe, siempre está enojada, ¿siquiera tiene vida social? ¿un novio? ¿algo?
Como sea, soy prima de Juliana, la dueña de este lugar, yo tengo más derechos que esa copia barata mal diseñada de la Carvajalita. Ay mi Valentina, ella y Juli son las única que me entienden, pero justo se les ocurre irse de viaje justo cuando yo vengo a visitarlas.
Y ya pienso en ellas, necesito explicaciones de los chismes que llegaron hasta Monterrey de que se casaron, nunca llegué a pensar que ellas... pues eso. O sea, mi prima es igual de aburrida que esta Gemeletrix y si llegaría a pensar que pueda ser gay, ¿pero Valentina? Por favor, ella es tan heterosexual como yo, ha tenido chingo de novios. Así que no creo que ese chisme sea cierto, pero de serlo seguro hay algo detrás.
Escucho el sonido de un fuerte golpe que proviene del cuarto de lavado, camino rápido para ver que sucedió, tal vez una metida de pata de... si, la fotocopia está sentada en el suelo sobándose la muñeca de la mano derecha mientras me mira con cara de pocos amigos.
— La ropa, Mariana, ¿cuántas veces te he dicho sobre no dejar tirada la ropa? — a su lado hay un par de mis brasieres tirados —, creo que me fracturé el brazo, me duele mucho.
— Ay no seas dramática, Gemeletrix, un poco de Vaporub y ya estás, como nueva — le digo sin dejar de observarme las uñas
— ¿Vapo qué? No, ¿sabes qué? Ayúdame a levantarme, tengo que ir al hospital a que me revisen — de mala gana le ofrezco mi mano izquierda para que se sostenga.
Ella es bastante fuerte ya que hace me balancee un poco lo que me descoloca y terminamos prácticamente pegando nuestros torsos y me sostiene de la cintura para evitar que yo me cayera. Y ahora que observo bien, sus ojos son de un verde extraño, no es un tono que haya visto antes, es...
— Que torpe eres — la ojiverde me suelta y enseguida se fue a su habitación gritándome desde allí —, toma las llaves del auto, vas a manejar.
— ¿Y yo por qué tendría que manejar? ¡Tú solita te caíste! — me cruzo de brazos frente a ella que trata de ponerse una camiseta sin usar su mano dizque lastimada.
— Escúchame, Mariana. Me lastimé el brazo que más uso ¿y sabes qué significa eso? — se me queda mirando, demonios, sus ojos... — que si no trabajo no habrá que comer en el apartamento y te vas a morir de hambre y no tendrás acetona para tus uñas, ok?
De mala gana me doy la vuelta para ir a ponerme ropas más presentables. Tras ello bajamos en el ascensor hasta el estacionamiento y en el transcurso no dijimos palabra alguna.
Llegar al hospital fue fácil, bendito sea el inventor del GPS.
Nos dirigimos a urgencias donde ella explica brevemente lo que siente y la llevan a uno de los cubículos, yo solo me quedo sentada en la sala de espera, aunque si yo fuera mala me largaría con el auto y a ver como se regresa, pero no cabe tanta maldad en mi pequeño y hermoso cuerpecito.
Tras 50 minutos y 20 niveles avanzados en CodyCross la Gemeletrix sale acompañada del doctor. Ahora lleva una de esas cosas para los brazos, parece que se lo enyesaron. Me lanza una mirada para indicar que ya nos vamos... ¡Alabado sea!
La espero en el estacionamiento donde llega con una cantidad considerable de medicamentos en la mano que aún le sirve, y si, la otra l tiene enyesada, upsss.
— Fractura de cúbito, 6 semanas — dice luego de entrar al lado del co piloto, ninguna dice algo más.
— Es que tú...
— Mariana, esto es serio, ahora si tienes que ayudarme y no es una opción —me interrumpe.
Por primera vez desde que me tope con la fotocopia siento que su seriedad es real. Asiento a su pedido, posteriormente enciendo el auto y regresamos a casa.
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"Por siempre en Los Angeles" - AU Juliantina
Random**Secuela de ¿Debería quedarse en Las Vegas?** Valentina en los Angeles. Juliana en Tristán de Cunha. Distancia de 14,000 kilòmetros. Una buscando a la otra, la otra queriendo olvidarla. Sus acciones las separa cada vez más pero el destino es tan ca...