Ahora no

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- ¿Dónde estabas?

Hugo suspiró y se dió la vuelta encontrándose a una Eva visiblemente preocupada.

- He salido a correr, ¿qué te pasa? - preguntó. Y en su tono se pudo notar cierto enfado.

- ¿A las diez de la mañana?

- A las ocho para ser exactos - respondió el chico - ¿qué quieres, Eva?

- Hablar, llevo desde ayer intentándolo.

- Vaya, que casualidad, yo llevo tres días intentando hablar contigo también, aunque sin éxito - contestó con ironía - Mira Eva, no creo que sea buen momento para hablar ahora porque quizás diga cosas de las que me pueda arrepentir, además, vengo sudado y cansado, ahora mismo necesito una ducha y un desayuno, no una charla.

A la chica, un balazo le hubiera dolido menos que aquellas palabras que el joven había pronunciado con ese tono tan duro.

Los ojos se le aguaron y Hugo se sintió terriblemente mal por haberle hablado de esa forma.

- Lo siento - se disculpó cuando la vio así - No he dormido nada esta noche y estoy bastante cansado. No quiero hablar ahora, Eva, entiéndelo por favor.

La chica tragó saliva y suspiró.

- Avisa a los chicos de que estás bien, cuando he venido y no contestabas me he preocupado y les he avisado, estarán preocupados también - dijo con un hilo de voz - Y bueno, llámame cuando te apetezca hablar.

Dicho esto, agachó la cabeza y se giró por dónde había venido dejando a Hugo en el sitio.

El primer instinto del cordobés fue ir tras ella para que subiera y hablaran, pero se detuvo porque era cierto eso de que estaba terriblemente cansado, no podía pensar con claridad y no tenía ganas de hablar. Así que la dejó ir.

Subió a su piso y se duchó por tercera vez desde la noche anterior, luego desayunó algo rápido mientras respondía mensajes explicando que había salido y estaba bien. Más tarde, se metió en la cama y cayó en un sueño profundo, descansando al fin.

***

Eva volvió a casa con un nudo en el pecho.

No podía reprocharle a Hugo nada pues era ella quién había liado la situación.

Llegó a su piso, ese en el que pasaba estas semanas sola ya que Laura había subido a Galicia unos días por algunos temas familiares.

Tal y como llegó, llamó a Samantha.

- Dime que sabes algo de él, porque no me responde - fue lo primero que dijo la valenciana al descolgar la llamada.

- Sí, Sam. Tranquila, está bien, había salido a correr y por eso no contestaba. Le he dicho que os respondiera, así que supongo que lo hará ahora - la tranquilizó.

La gallega oyó el suspiro de alivio de su amiga al otro lado de la línea.

- ¿Y bien? ¿Habéis hablado? - preguntó la rubia.

- No, bueno sí, pero no de lo que iba a hablarle.

- Explícate - pidió su amiga algo confusa.

- Al no contestar me he quedado esperando y lo he visto llegar, le he pedido que si podíamos hablar y me ha contestado bastante mal echándome en cara que lleva tres días intentando eso mismo conmigo - respondió al borde del llanto la castaña - Luego se ha dado cuenta de lo duro que ha sonado y me ha pedido perdón excusándose en que está cansado y no le apetece hablar. Le he pedido que os conteste y me he ido.

- Dios mío - suspiró la valenciana.

- Estaba bastante enfadado, Sam. Y en parte lo entiendo.

- No sé que decirte, cariño. Dale espacio, apuesto lo que sea a que se ha pasado la noche en vela maquinando ideas de por qué te has llevado tres días sin hablarle y no le has dicho que estabas quedando con Adrián - pidió en un intento de calma la chica - Cuando descanséis los dos y las cosas estén más frías, vuelve a llamarlo.

- ¿Te acuerdas el día aquel en la academia que se llevó todo el día sin hablarme y sin mirarme? - preguntó en un hilo de voz la gallega - ¿Cuándo me acerqué a él por la mañana intentando abrazarle y me pidió que le dejara para luego ignorarme durante todo el día?

- Sí, ese día que se puso celoso porque dormiste con Rafa y no con él, cuando él también estaba nominado.

- Ese día - confirmó Eva - Pues hoy lo he visto un poco así.

- No te martirices tú también por dentro, por favor - le pidió Samantha - Lo vais a arreglar, en cuanto le expliques el porqué de todo, él lo va a entender y volveréis a estar bien. Habéis pasado de todo y lo habéis arreglado todo, y esta vez no va a ser diferente.

- Pero me duele que estemos enfadados, lo paso mal.

- Y él también, porque sois dos tontos y por una cosa o por otra, cada vez que os peleais, sois igualitos. Un día os voy a grabar para que os veáis - bromeó la chica.

Eva, sonrió al otro lado.

- Mira, me acaba de llegar un mensaje de él diciéndome que está bien. Si hasta cuando está enfadado contigo te hace caso - volvió a reír - Anda, dejaos de tonterías, descansa un rato y luego habláis.

- Gracias, Sam.

- No, gracias no. Llevo cinco puñeteros años ejerciendo de psicóloga de pareja, mínimo un viaje al Caribe digo yo, ¿no?

Ambas chicas estallaron a carcajadas, y cuando colgaron, Eva no pudo evitar echarse a llorar.

Las situaciones así le sobrepasaban, estar mal con Hugo era algo que odiaba, y sonaba irónico después de haber estado años sin hablarse, pero seguiría pasando el tiempo que oír al chico hablándole de esa manera tan dura que tan pocas veces había escuchado, le siguiría doliendo igual o más.

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¡Hola!

Siento haceros sufrir así. 😅
Prometo que, mañana, para terminar el año, os daré el capítulo que resuelve esta disputa. (Pero ojo, que no os prometo que acabe como queréis 🤭)

Espero que estéis disfrutando la novela, os leo en los comentarios. Gracias por leer.🤍

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