Adrián

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Levantó la vista cuando sintió su cuerpo chocar con algo, o más bien alguien.

- Joder, lo siento mucho - se disculpó con el chico que se encontraba frente a él - ¿Estás bien?

El joven sonrió y asintió.

- No te preocupes, venía distraído yo también - le respondió - Todo bien.

Hugo le sonrió de vuelta y el otro chico preguntó:

- ¿Eres nuevo por aquí? Por el bloque digo.

- Sí, bueno. Me mudé hace cosa de un mes al segundo - respondió amablemente el cordobés.

- Ya decía yo que no te había visto por aquí mucho - dijo el otro - Me llamo Adri y vivo en el primero, por si necesitas cualquier cosa.

Adrián le tendió la mano a Hugo y este le correspondió al apretón.

- Gracias, nos vemos - se despidió el rubio.

Subió a su casa algo extrañado. Juraría que conocía a ese tal Adrián pero no sabía de qué.

Decidió no darle más importancia al tema y en cuanto estuvo en casa llamó a los propietarios de la casa que Sam le había enseñado.
La alquiló para el siguiente fin de semana e hizo un grupo de WhatsApp con todos los amigos a los que iba a invitar.

Poco tiempo tardaron la mayoría en responder y aceptar la invitación. En poco más de una semana estarían todos en la sierra madrileña celebrando el cumple del andaluz.

***
Era viernes por la tarde. Hugo hacía su maleta para pasar el fin de semana en la sierra junto a sus amigos, mañana era su cumpleaños.

Esta semana se había encontrado varias veces con aquel chico con el que chocó un día al volver al piso. Lo cierto es que era un chaval interesante, se dedicaba a la música también pero más que cantante era compositor. Tenía su misma edad y aunque vivía en Madrid desde hace unos años, había nacido en Barcelona.

La semana anterior Adrián le había invitado a su casa una tarde y Hugo le había enseñado algunas de sus composiciones para que le diera su opinión y lo cierto es que esa tarde productiva junto al que ya consideraba su nuevo amigo, le había servido de gran ayuda.

Tan bien congeniaron que a mitad de semana Hugo pensó que sería buena idea invitar a Adri a pasar el finde con él y sus amigos. Lo preguntó por el grupo y tras el visto bueno de los chicos se lo propuso.

Adri había quedado ese fin de semana con su novia de la que cierto es que Hugo sabía poco. Por no saber, no sabía ni el nombre. Pero no le importó que el chico se la trajera y finalmente, este acabó aceptando la invitación.

***

La mañana del sábado Hugo despertó con miles de mensajes y notificaciones de Twitter e Instagram; llamadas perdidas de su madre y hermano; y muchos WhatsApps.

Su veinticinco cumpleaños a decir verdad había comenzado bien.

Respondió todos los mensajes que pudo, devolvió la llamada a su familia y agradeció mediante un comunicado en Instragram todo el apoyo y cariño que había recibido.

Se puso el chaquetón y cogió su maleta para montarse en el coche.

Habían quedado en casa de Sam para salir todos juntos.

- ¡Feliz cumple ranita! - Mai fue la primera en lanzarse a los brazos del rubio cuando este bajó del coche.

A la pamplonesa le siguieron el resto de sus amigos.

- Feliz cumple bebé - Sam fue la última que con un beso y un abrazo deseo feliz cumpleaños al que consideraba su hermano.

Una vez todos listos solo faltaba Adri.

Hugo miró su móvil y pudo ver que el chico le había dejado un mensaje.

"Me ha surgido un problema de última hora. Disculpanos, mi chica y yo llegaremos un poco más tarde"

El rubio contestó.

"Tranquilos, os esperamos en la casa. Cualquier cosa me avisas"

Recibida la noticia, decidieron emprender marcha a la sierra repartidos en diversos coches.

Hugo, Flavio, Bruno, Maialen y Samantha iban en el coche del cordobés escuchando la radio mientras hablaban de cualquier cosa.

- ¿Y cuándo has conocido al chico este? - preguntó Sam.

- ¿A Adri dices? - respondió Hugo.

La rubia asintió y el andaluz le dijo:

- Me choqué con el una tarde en el descansillo del bloque y la verdad es que es muy majo. Hemos estado hablando esta semana bastante e incluso fui a su piso el otro día. Es compositor y me ayudó con algunos temas.

- Mira oye que hombre más completo. Dices que tiene novia, una pena vaya - bromeó la chica ganándose una mirada de Flavio y las risas de todos.

- Pues sí, tiene novia pero ni idea de quien es. No sé ni cómo se llama - rió el chico.

La conversación siguió por otros caminos y en poco más de una hora habían llegado a la casa.

El paisaje era de ensueño.

La calzada acababa en un aparcamiento de piedra donde daba comienzo un bosquecillo por el que atravesaba un río. Un par de casas rurales antiguas pero conservadas abrían paso a un camino en la ladera.

La última era la de los chicos.

Hacía mucho frío y las nubes blancas pero notablemente cargadas amenazaban con una nevada inminente por lo que el grupo decidió entrar a la vivienda y preparar chocolates calientes para todos mientras otros intentaban encender la chimenea.

Apenas se escuchaban ruidos más allá que el piar de los pájaros que volaban de árbol en árbol o el aullar de la brisa fuerte que no llegaba a ser viento.

Hugo se asomó a la ventana y respiró el aire puro que emanaba del interior de aquel paisaje natural en el que se encontraban, cerró los ojos dejando que la corriente fría chocara con su cara pero no le importó porque en ese momento se sentía en paz.

Estaba en un lugar apartado de la gran ciudad en medio de la naturaleza celebrando su cumpleaños con sus amigos y sin preocupaciones.

Sonrió y cerró el ventanal para dirigirse a la cocina con sus compañeros y disfrutar de ese chocolate caliente que tan bien olía.

Justo cuando cogió la taza se escuchó el ruido de un coche y a los pocos minutos un timbre sonar.

Nia se ofreció para ir a abrir cuando Hugo aseguró que sería Adrián y su novia.

La canaria abrió la puerta en el mismo instante en que se escuchó el sonido de una taza contra el suelo.

Los gestos de sorpresa de los presentes se dirigían todos hasta la feliz pareja que aguardaba tras la puerta.
Samantha fue la única que buscó instantáneamente con la mirada al cumpleañero percatandose de su rostro pálido y sus manos llenas de chocolate consecuencia de la taza rota que se hayaba junto a sus pies.

Esto no podía estar pasando.

Inconmensurable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora