Esperando

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Tras estas declaraciones, el teléfono de Eva comenzó a vibrar reclamando su atención desde la mesa del comedor por lo que, muy a su pesar, se tuvo que deshacer del contacto de las cálidas manos de Hugo para ir a cogerlo.

El chico aguardó a que terminara sentado en la misma posición en la que ella le había dejado. Pensando en todo lo que acababa de ocurrir y lo que eso conllevaba.

Se habían desnudado completamente el uno con el otro, se habían dado las explicaciones que merecían y necesitaban y después de casi cinco años echándose de menos, algo en el interior de cada uno les decía que las cosas iban a ir a mejor. Y Hugo quería creer que así sería.

La morena volvió al sofá sacándole de sus pensamientos.

Ambos se sonrieron cuandos sus ojos volvieron a encontrarse.

- Era Laura, que está con Stevie en un bar de la Gran Vía por si quiero ir a comer con ellos - explicó la chica.

De repente una notificación volvió a sonar en su móvil, pero esta vez también sonó en el de Hugo.

"Samantha te ha añadido"

Les habían añadido a un grupo cuyo nombre era tan random y fantástico como la creadora.

"El cumple de la nueva Madonna sí es"

Ambos rieron cuando vieron el chat.

"Hola chicos, chicas y chiques. Os he añadido a este grupo tan maravilloso para contaros que me estoy muriendo. JAJAJAJA no hombre, ¡Qué vamos a celebrar mi cumple! Espero que os apuntéis todos porque como me falléis la lleváis clara. En fin, que nos vemos el sábado que viene en el restaurante de siempre, luego iremos a cualquier discoteca y terminaremos la noche como Dios quiera, ya sabéis ;)"

Hugo y Eva volvieron a mirarse conteniendo la risa que estalló cuando sus miradas conectaron. Su amiga era de lo que no había y sin duda alguna eso es lo que le hacía tan especial.

- ¿Vas a ir? - preguntó Eva recuperándose del ataque de risa.

Era increíble como habían pasado de estar llorando a mares a reírse como si el mundo fuera a acabar.

La capacidad que ese chico tenía para hacerle sentir bien era increíblemente bonita, y en ese momento se dio cuenta de la suerte que tenía de tenerlo en su vida, de haberlo conocido, y de lo tonta que había sido al dejarle ir.

- Claro que voy, ¿acaso no has leído el mensaje? Como para faltar esta la cosa - volvió a reír el cordobés.

El silencio volvió a inundar de nuevo el salón, pero esta vez no era un silencio incómodo. Se miraban sonriendo uno a cada lado del sofá y parecía que el tiempo no corriera.

Respondieron al mensaje del grupo casi a la vez.

"Cuenta conmigo mujer, como para no ir" respondió Hugo acompañando su respuesta con un emoticono riendo.

"Cualquiera se perdería tremendo cumpleaños Sam, allí estaré" contestó Eva también.

El reloj marcó las 13:25.

Era increíble como había pasado el tiempo.

- Bueno, va siendo mejor que me vaya ya. ¿Quieres que te acerque al bar? - preguntó amablemente Hugo levantándose del sofá y cogiendo su abrigo.

La chica lo miró en silencio sin borrar la sonrisa.

- No te preocupes, me cojo un taxi.

El andaluz rió.

- Va siendo hora de que se saque usted el carnet señorita, que a este paso se deja el sueldo en taxis y ubers.

Ambos rieron.

- Anda vamos que te llevo, no me cuesta nada - insistió el chico.

- Hugo no hace

El rubio no la dejó acabar.

- He dicho que te llevo, algo tendrá que compensar ese maravilloso zumo del Mercadona que me has ofrecido - bromeó.

Eva adoraba la manera en que Hugo sabía hacerla reír. Era tan bueno siempre con ella, la conocía y la cuidaba tanto que muchas veces había pensado que algo muy bueno debió hacer en otras vidas para merecerle.

No volvió a negarse porque sabía que sería imposible convencerle.

Se montaron en el coche rápidamente con cuidado de no ser vistos por mucha gente.

Ya lo que les hacía falta era que alguien les grabara saliendo del piso de la chica y montándose juntos en el coche de él.

Hugo encendió la calefacción del coche una vez dentro. Enero no cedía en las temperaturas y seguía haciendo un frío helador.

- Dame la dirección.

La chica le dejó amablemente la dirección que previamente le había enviado su amiga. El rubio la puso en el GPS y arrancó el coche conduciendo hacia su destino.

Iban en silencio. Él mirando fijamente a la carretera y ella perdiendo la vista por la ventanilla observando detenidamente las bulliciosas calles madrileñas.

En un semáforo en rojo que obligó a Hugo a parar el coche, el chico aprovechó para encender la radio en cualquier cadena.

Por suerte o por desgracia, el presentador de dicha cadena presentaba interrumpiendo el silencio del ambiente.

- Muy buenas tardes a todos, seguimos con más música - comentaba animado - A continuación os dejamos con una preciosa colaboración que hoy está de aniversario. Hace 6 años, Nil Moliner y Bely Basarte nos presentaban "Esperando"

Hugo apartó por unos segundos la mirada de la carretera para buscar la de la chica que también parecía estar buscando la suya. Tenía que ser una broma.

Las primeras notas acompañadas de la voz del maravilloso Nil Moliner salían de la radio del automóvil transportando a los chicos, que habían decidido echar a reír, años atrás a la academia. A la semana en la que empezaron a descubrir sus sentimientos hacia el otro.

Hugo había optado por ponerse a cantar invitando así indirectamente a la chica a seguirle.

Animadamente recordaban una semana importante de su paso por la academia.

- ¡No te acuerdas! - reía Eva haciéndose la indignada ante una equivocación del chico.

Esperando.

La letra les representaba tanto que asustaba.

Con los últimos acordes del tema, Hugo aparcó frente a la terraza del bar que le indicaba el navegador, obligándoles así a romper esa burbuja que habían creado.

Eva se desabrochó el cinturón y antes de bajar se despidió del chico.

- Gracias por traerme, y por venir a casa a hablar, de verdad.

Hugo la miró enternecido.

- Creo que ambos necesitabamos esta charla. Todo bien - sonrió.

- ¿Nos vemos el sábado? - preguntó la chica.

El rubio asintió.

- Nos vemos el sábado.

Eva fue a bajarse pero antes de hacerlo reunió todo el coraje que tenía para plantarle un beso en la mejilla al rubio antes de abandonar el coche.

El chico, lejos de sorprenderse, aprovechó el acto de valentía de la morena para atraerla un poco más hacía él y poder besar su cabeza también.

- Ten cuidado al volver - susurró la chica tras la ventanilla una vez fuera del coche.

- Tranquila - sonrió él.

Después de unos segundos mirándose y sonriendo, Eva volvió sus pasos y caminó hacia el interior del bar.

Hugo esperó a que lo hiciera asegurándose de que la chica llegaba correctamente y solo entonces puso de nuevo en marcha el coche. Más tranquilo, más feliz y más animado.

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