❝16: Just like a Canvas❞

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Una ráfaga de viento seco y polvoriento golpeó a Yugyeom justo en el rostro al bajarse del autobús. La sensación se le hizo muy familiar, al igual que la vista de árboles rojizos y casas de tonos opacos. Las hojas muertas que flotaban en el viento eran lo único realmente colorido en el paisaje otoñal. Sin embargo, Yugyeom no se sintió desanimado. Esperaba ese paisaje, lo conocía; y, aun si ya habían pasado tres años desde la última vez que lo vio, seguía sintiéndose cercano y frecuente en su mente.

Junto a él se bajaron unas pocas personas. La ventaja de viajar tan temprano en la mañana era que podía disfrutar plenamente de la compañía de sus propios pensamientos; y él lo acababa de comprobar después de ver el amanecer a través del vidrio de su ventana. Volver era algo que no planeaba hacer, sin embargo, por alguna razón, esa noche había sido imposible conciliar el sueño. Había dado un sinfín de vueltas en su cama, cada una más turbulenta que la anterior, haciendo que, junto a su cuerpo, se revolvieran sus pensamientos.

Tres años no habían bastado para olvidar. Para nada. No importaba cuan ocupado hubiera estado, o cuantas personas entraran y salieran de su vida. Los recuerdos de todo lo que sucedió antes de su partida permanecían frescos en él, imposibles de olvidar.

Y no era como si quisiera olvidarlos, no. Había algo necesario en cada uno de esos recuerdos, eran su impulso, su razón para seguir adelante, cada vez más y más lejos. Sin embargo, en los momentos de calma, cuando cerraba los ojos y su respiración se tranquilizaba, esos recuerdos le traían un desasosiego extraño. Una mezcla de incertidumbre y melancolía se apoderaba de él y, no pocas veces, tuvo que detenerse a sí mismo de hacer lo que finalmente había hecho esa noche en específico.

Trabajo, necesidad, compromisos y miedo.

Esas eran las razones que usualmente lo detenían de poner todo en pausa y volver. Pero esa noche no había ninguna de esas razones para detenerse. El tiempo que había pasado y la comodidad que había alcanzado le permitían tomarse un par de días y hacer el viaje.

Y justo ahí, en ese momento de paz, volvieron esos pensamientos. Esos recuerdos. Los “¿qué será?” y los “¿cómo estará?” se oyeron más fuertes que nunca en sus suspiros haciendo que, un par de minutos luego de que dieran las tres de la mañana, Yugyeom se levantara de su cama.

Encendió las luces de su solitario apartamento y rebuscó un bolso pequeño en el armario, casi con prisa, igual de precipitado que su decisión. Aun había una parte suya que no quería volver, una que no quería enfrentar los demonios del pasado, que no sabría qué hacer si volvía a encarar a esas personas que para él, eran aún peores que demonios. Esa parte existía y siempre lo haría, la diferencia era que ahora había algo más fuerte. Ahora, esa incertidumbre de no saber, lo llenaba de un valor extraño.

Y no, ya no era el niñato cobarde de antes. Ya no tenía tanto miedo y tanta inseguridad. Tres años estando solo habían sacado muchas cosas de él, y ahora, se sentía capaz de enfrentar todo lo que le aterraba de su pasado… o tal vez cualquier cosa, con tal de ver de nuevo a Jinyoung…

Y rendirle tributo a Jackson…

Así que sí. Necesitaba volver y la fría madrugada de otoño pareció sonreírle a través de esa ventana del autobús mientras se iba; él, somnoliento y despeinado; ella, lenta y rojiza, dando paso al amanecer que calentó un poco su cuerpo y su alma, haciéndolo apretar su teléfono entre sus manos, lleno de ansiedad y temor.

Ansiedad y temor que no se disiparon aun cuando se apeó del autobús. Mucho menos mientras caminó, rehaciendo el recorrido que aun recordaba perfectamente, notando como ligeros cambios invadían un paisaje que lucía relativamente igual. Algunos negocios nuevos, otros árboles, otros colores, pero, en esencia, lo mismo.

❝Canvαs❞ 〈JinGyeom〉✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora