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Se sentía familiar. De cierta manera, a pesar de los obvios cambios, Jackson podía sentir una enorme familiaridad en aquel sitio. Viéndolo todo ahora, con más calma, mientras Jaebum preparaba su cámara, había tantas cosas que revolvían sus recuerdos. La nostalgia mezclándose con la expectación, el pasado en el presente, como si ambos espacios temporales confluyeran ahora en ese lugar, mientras la noche se convertía en día, y lo único que se sentía eterno, atemporal e invariable, era la presencia de Jaebum. Como si fuera la misma, como si él no cambiara.

Tal vez por eso Jackson tampoco podía cambiar su forma de actuar ante él.

Su vista lo seguía, mientras se movía, suave, preparando su cámara entre sus manos, luciendo también un poco turbado por los recuerdos, un poco inseguro. Jackson solo subió sus pies sobre la cama y abrazó sus rodillas, dejó que su mentón descansara sobre éstas y lo miró en silencio. Era extraño que Jaebum siguiera sintiéndose igual aún. Como si ese cabello largo y las ropas de dormir gastadas no lograran cambiar nada en él. Como si el daño hecho no hubiera logrado otra cosa que no fuera solo quitarle la alegría.

Jackson no pudo evitar preguntarse cómo sería Jaebum si él nunca hubiera aparecido en su vida. ¿Cómo sería su sonrisa…? sus ropas, ¿estarían igual de gastadas o no? ¿Su cámara sería la misma después de tantos años…? ¿O la hubiera cambiado?

Apartó su vista, hacia la ventana. Ya estaba empezando a pensar cosas innecesarias.

—Nora… —dijo, casi como un susurro, notando las marcas de uñas en los muebles, a los pies del armario especialmente. Recordaba a la pequeña gata. Recordaba cuando Jaebum la recogió y la forma tan hermosa en la que sonreía mientras jugaba con ella, como si recién hubiera descubierto lo suaves que eran los gatos, como si acabara de enamorarse. Así de maravillado.

—La tuve que regalar —contestó el mayor, sorprendiendo un poco a Jackson, quien creía haber dicho eso para sí mismo—, no tenía ni tiempo ni dinero para encargarme de ella como es debido.

—Perdón. —fue lo único que Jackson pensó en decir, y le dolió un poco, saber que también había hecho que Jaebum renunciara a eso.

—Ya no tiene importancia —dijo, abriendo las ventanas, dejando que la claridad de la naciente mañana inundara la penumbrosa habitación. Suaves y tibios rayos de sol cayendo directo sobre Jackson, quien entrecerró los ojos, tratando de cubrirse con una mano. Aun así, se sintió bien. Calor y calma. Nunca estaba de más.

—Se ve bien… —comentó Jaebum, distraído en mirar a través del lente, en ese Jackson que no le prestaba atención y solo buscaba una mejor posición para evitar la luz directa sobre sus ojos.

—¿Qué cosa?

—La luz, sobre ti… ojos como los tuyos se ven hermosos en la luz del sol.

Jackson apretó sus labios, sintiendo como no era solo el calor del sol lo que calentaba su rostro. Jaebum siempre hacía eso. Siempre dejaba salir esos elogios descuidados, alabando la imagen que estaba capturando. Sin embargo, era difícil no reaccionar, no atesorar involuntariamente tales comentarios.

—Oh… ¿Es así? —sabía que sonaba como un idiota, pero genuinamente se había quedado en blanco, sin nada mucho más coherente que decir.

—Antes de que la luz se vaya… —Jaebum apartó la cámara— Quiero ver… quiero capturar las diferencias…

—¿A qué te refieres? —Jackson bajó sus piernas, aun ladeando un poco su rostro por el sol, sin entender del todo a qué podría estarse refiriendo Jaebum.

El mayor solo tomó asiento en el suelo, cruzando sus piernas, enfocando la cámara hacia él.

—La ropa… quítatela…

❝Canvαs❞ 〈JinGyeom〉✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora