Jackson removió sus dedos dentro de su bolsillo, mirando el vacío. Podía sentir la textura del pequeño sobre de papel que tenía allí y eso le daba cierta seguridad. Su mirada no se había enfocado en Yugyeom durante un buen rato. Ya sabía que el chico podía trabajar bien solo. No era necesario estarlo vigilando constantemente.
Una suave caricia en sus hombros lo sacó de su distracción, trayéndolo de vuelta a la realidad del club, de la música y las luces, del olor a bebida y a sudor. Pero, más específicamente, al olor suave del perfume de Mark, algo dulce, más no empalagoso, un aroma que ya conocía y que asociaba con él. Movió su cuello, descubriendo el rostro de Mark a pocos centímetros del suyo, sus delicadas manos apoyadas en sus hombros, mirándolo con cierta preocupación.
—¿Sucede algo?
Jackson negó, cruzando sus piernas una sobre la otra para hacer algo de espacio en el cómodo sillón que estaba ocupando. Había asientos de sobra en el V.I.P. pero Jackson lo quería a su lado y Mark no se negó.
—De hecho, debería preguntarte eso a ti. —envolvió la cintura de Mark con uno de sus brazos y lo atrajo más cerca, haciendo que las manos del pelirrojo se apoyaran en su pecho— ¿Dónde estabas metido?
—Solo mirando por ahí. Hoy no hay mucha actividad. Puros universitarios y chicas molestas. Aunque a Yugyeom le fue bien por lo que veo. —su mirada se posó en el chico, del otro lado del VIP, en una de las mesas del fondo, casi a punto de hacer que aquel tipo, algo mayor, bailara en la palma de su mano.
—Sí —murmuró Jackson, sacando la otra mano de su bolsillo para alcanzar el trago que había en la mesa frente a él—, ya no le da pena acercarse. Se está adaptando espeluznantemente bien.
—Bueno, le está entrando dinero. No es de extrañar. Es un chico joven y lindo, por supuesto que le va a coger el truco rápido al dinero fácil.
Jackson ladeó su cabeza, pensativo. Sabía que Yugyeom no era el tipo de chicos que solo quería dinero por tener dinero. Yugyeom no era como Mark, y tal vez por eso se notaba más dedicación de su parte, aun si conservaba esa inocencia que lo hacía tan encantador. Yugyeom no coqueteaba abierta y descaradamente como lo hacían Mark y él. La forma en la que el chico jugaba con aquellos hombres, aun si era obviamente falsa, lucía mucho más genuina, como si realmente fuera él mismo, realmente sonriera y realmente se sintiera cómodo con ellos. Se sentía como más que una simple farsa y Jackson no podía evitar preguntarse qué tanto estaba rompiendo eso a Yugyeom por dentro, qué tan duro era para él, alguien obviamente sensible, tener que engañar personas, drogarlas y luego quitarles todo lo que tenían. No le importaban los sentimientos del chico, pero tampoco quería que el peso emocional lo arruinara todo. En ese mundo en el que Yugyeom se había metido no se podían tener sentimientos. Y el chico aún no se deshacía de los suyos.
—Tampoco estamos haciendo tanto dinero. —Relajó su cuello, dejando caer su cabeza sobre el respaldo del asiento, buscando también despejar su mente de esos pensamientos—. Esto de robar en casas de los tipos tiene su límite. No es dinero de verdad.
—Tienes razón. —Mark se removió, pasando una de sus piernas por encima de los muslos de Jackson hasta sentarse a horcajadas sobre él.
—Estamos en público, no te pases. —protestó, pero Mark solo sonrió, enredándole las manos en el cabello.
—No me voy a pasar. Además, estamos en un club, nadie nos va a prestar atención. —Mark sonrió con malicia, acercándose hasta apoyar su frente sobre la del castaño. Jackson podría jurar que Mark iba a besarlo, su suave aliento le cosquilleaba en los labios y ya era tan común, tan usual, que se le hizo extraño oírlo hablar en vez de sentir sus labios en los suyos—. Hablé con Youngjae hace unos días —murmuró, su voz sonando demasiado lasciva para el tipo de conversación que estaban teniendo—… ¿Recuerdas la galería? ¿La que Yugyeom tenía que robar?
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❝Canvαs❞ 〈JinGyeom〉✓
FanficYugyeom necesita dinero. Tal vez esté tomando malas decisiones, pero ya no le importa lo que tenga que hacer para conseguirlo. Jinyoung necesita pintar. Ya olvidó como se sentía desear plasmar algo en colores, ahora solo siente el amargo sabor de la...