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—Puedes cerrar por un rato. —Jinyoung apoyó su mano en el hombro de Jaebum, quien estaba contando el dinero de la caja registradora de la barra. Su mirada fue de los billetes a la sonrisa afable de Jinyoung, para luego desplazarse más allá, a donde Yugyeom esperaba, mirando con detenimiento algunos de los cuadros que no eran retratos suyos.

—¿Seguro? —inquirió, notando que aun quedaban algunos clientes alrededor.

—Está bien —Jinyoung asintió—, sé que estás preocupado por Jackson. Ve a almorzar a casa.

Jaebum suavizó su expresión, como si lo hubieran descubierto in fraganti y ahora fuera libre de reflejar su preocupación en lo arrugado de sus cejas.

—De acuerdo, entonces. —Cerró la caja con un “clic” metálico y se quitó el delantal, dejándolo sobre esta.

—Yo me adelantaré —Jinyoung volvió a palmear su hombro, retirándose—. Si necesitas quedarte en casa, llámame. Yo me encargo de la galería por el resto del día.

Jaebum lo despidió y observó con una sonrisa como Jinyoung tomaba descuidadamente la mano de Yugyeom, instándolo a ir con él, para salir juntos de la galería y dirigirse calle arriba, probablemente a algún café bonito para almorzar. Por su parte, él solo le preguntó a los clientes que quedaban si deseaban algo antes de indicarles que cerraría para almorzar. Luego de que se hubieron retirado tras comprar unas tazas, se encargó de cerrarlo todo y salir.

Mientras se dirigía a su apartamento, pensó en llamar a Jackson y avisarle. Sin embargo, notó que éste no se había conectado en todo el día. Probablemente aun seguía durmiendo, así que decidió no importunarlo y sorprenderlo al volver a casa. Por el camino se detuvo a comprar frutas y los bollos de arroz favoritos del menor. Sabía que cuando se sentía mal adoraba un poco ser mimado. Aun si nunca lo decía claramente, la sonrisa que surgía en su rostro al saborear los duces que Jaebum le llevaba, o lo complacido que lucía al cerrar los ojos y suspirar, dejando que le hiciera cosquillas en el pelo, bastaban para entender.

Sin embargo, al abrir la puerta de su habitación, no encontró el bulto que esperaba ver entre las mantas. Por el contrario, la cama yacía, desecha y vacía, fría ya de varias horas. Jaebum no quiso alarmarse, pero sabía que Jackson lo llamaría si hubiera ido a hacer algo. Al menos un mensaje hubiera sido lo normal. Pero, contrario a eso, no había ni rastros suyos. Solo el armario abierto, ligeramente revuelto, y aquella cama delatora.

Jaebum pensó en llamarlo para saber si estaba bien o no. Necesitaba saber si era eso, o si había surgido algo de improvisto, lo que fuera.

Pero notó un detalle que lo hizo detenerse justo ante la pantalla de marcación.

En el armario, justo cerca del borde de una de las divisiones, estaba marcada la huella de un zapato. Jaebum se acercó, notando que se trataba de la suela de unos Converse. Jackson no solía usar zapatos dentro de casa, menos Converse. ¿Por qué entonces…?

Alzó la vista, notando que, en la división más alta del armario, aquella a la que Jackson no alcanzaba si no era subiéndose en algo, también había un ligero desorden. Imitó, entonces, lo que pensó que Jackson habría hecho, subiendo un pie donde estaba la huella para impulsarse hacia arriba y estiró su brazo, tanteando a ciegas, temiendo confirmar lo que sospechaba.

Y sí. Era justo lo que temía.

Se bajó con un mohín de esfuerzo y dejó salir un suspiro. Si antes estaba preocupado, ahora ya oficialmente no podría estar tranquilo.

El arma que Jackson escondía ya no estaba allí.

Caminó los pasos que lo separaban de la cama y se dejó caer allí con otro nuevo suspiro. Apoyó sus codos sobre sus muslos y, lentamente, deslizó sus dedos en sus cabellos, sosteniendo su cabeza como si, con eso, pudiera evitar que sus pensamientos se derramaran en el más absoluto caos.

❝Canvαs❞ 〈JinGyeom〉✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora