8.3

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Después de decir eso, Jinyoung simplemente se retiró, dejando a Yugyeom solo para que se bañara. No le gustaba usar ese tono de voz, ni mantenerse al borde de la ira cuando estaba con él. Sin embargo, le enojaba, le dolía como pocas cosas le habían dolido. Ver a Yugyeom así, lleno de golpes y heridas, tratando de ocultarlo todo de él, hacía estragos en su consciencia.

Preparó el café y mientras este se hacía, su mirada vagó en el vacío, mientras pensaba. Yugyeom no tenía marcas en sus manos, no tenía señales de haberse defendido de ninguna manera. Sus nudillos estaban intactos al igual que su rostro, excepto por la herida que seguro se escondía debajo de aquel parche. En una pelea, lo normal era un intercambio de golpes, tener moretones en zonas accesibles, señales de defensa, pero Yugyeom no tenía ninguna de esas cosas. Era como si simplemente lo hubieran golpeado sin que él tuviera la oportunidad de defenderse, o como si simplemente hubiera elegido no hacerlo. Aun así, no tenía marcas o señales de haber sido sostenido o atado. Todo lucía demasiado turbio y eso solo lo hacía preocuparse más. Era cierto que apenas conocía a Yugyeom, y que la primera vez que lo vio, fue mientras éste intentaba robar. Era obvio que su vida no se movía precisamente por la senda legal, sin embargo, no podía realmente creer que alguien como Yugyeom fuera malévolo o sucio. Ese chico no tenía crueldad en su alma, ninguna, y por mucho que hiciera cosas ilegales, a Jinyoung le daba la sensación de que la víctima era él a pesar de todo.

Yugyeom salió después de casi media hora. Se asomó tímidamente, envuelto en una toalla. Su cabello húmedo goteaba en el suelo, dejando que el agua olorosa a rosas mojara su piel en el camino. Su mirada se veía ligeramente apenada y Jinyoung sintió su pecho apretar al imaginar que alguien podría ser capaz de maltratar a una criatura así.

—Hyung —dijo, tímidamente—, no tengo nada que ponerme.
Jinyoung lo miró por unos segundos, pensativo.

—Tengo un sweater —propuso—, puedes usarlo mientras lavo tu ropa.

—Ya yo lo hice. La puse a secar en el baño.

—Oh… entonces —Jinyoung fue hasta la puerta del estudio, tomando un sweater que tenía colgado detrás de ésta—… No es lo más limpio del mundo pero al menos no está sucio.
Se acercó a Yugyeom para ayudarlo a ponerse el sweater. No pudo evitar mirar de nuevo las oscuras manchas en la piel del menor, tampoco pudo ignorar los leves quejidos de dolor. Dejó que la tela de la prenda cayera hasta los muslos de este, cubriéndolo lo suficiente como para conservar un poco de pudor.

—Gracias —musitó el rubio—, perdón por molestar tanto.

—Te dije que no lo hacías —Jinyoung acarició su mejilla antes de darse la vuelta para ir a servirle un poco de café caliente al menor—. Ven —le indicó, dirigiéndose a la zona donde tenía su caballete y había donde sentarse. Buscó una banqueta para que Yugyeom se sentara y él se recostó al escritorio, esperando a que éste se acomodara antes de darle el café. Su expresión se suavizo al ver como Yugyeom corría las mangas del sweater para poder revelar sus dedos y agarrar la taza, quedando pequeño dentro de aquella prenda aun con lo alto que era.

—¿Ahora sí me vas contar?

Yugyeom dejó de olisquear la bebida para mirar a sus ojos. Jinyoung pudo ver temor en su mirada y le preocupó eso. Yugyeom tenía miedo.

—Te dije que solo fueron unos golpes —musitó. Park notó que se había vuelto a poner el mismo parche luego de bañarse, aun si ya estaba sucio y no pegaba bien sobre su piel—. No tienes que preocuparte. Son cosas que pasan.

—¿Por qué no te has cambiado eso? —Jinyoung señaló hacia su rostro, usando su mentón.

—Ah… no tengo otro. Se curará pronto, no importa.

❝Canvαs❞ 〈JinGyeom〉✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora