❝Canvαs❞ 〈JinGyeom〉✓

5.2

Una vez más, Yugyeom miró al techo mientras retiraba la última prenda que cubría su cuerpo. Agradeció mentalmente el tener la tela que Jinyoung le había dado para cubrirse, así que mantuvo ésta frente a su cuerpo, tapándose un poco, tratando de proteger el poco pudor que le quedaba. Los ojos de Jinyoung, sin embargo, seguían observándolo con la misma intensidad, casi agresivos en aquel escrutinio cuidadoso. El mayor solo se mantuvo frente a él, esperando algo que ambos sabían.

-¿Cómo? -preguntó Yugyeom finalmente, consciente de que tendría que hacerlo, tarde o temprano.

-Supongo que será mejor sentado… -Jinyoung se llevó las manos a la cintura-. Pon la tela en el suelo y siéntate sobre ella, de frente al caballete. Así podré verte mejor. -Señaló hacia allí con su mentón.

-Pero… ¿Cómo me siento?

Jinyoung acortó nuevamente la distancia entre los dos, agarrando suavemente la tela.

-¿Me permites?

-S-sí… -Yugyeom la dejó ir, su pecho apretándole un poco al saber que eso lo tendría totalmente desnudo y expuesto. Se sentía raro estar así. No tener una sola prenda encima mientras Jinyoung aún estaba completamente vestido. Se sentía demasiado vulnerable pero, por alguna razón, la sensación no se le hacía del todo desagradable.

Jinyoung tomó el terciopelo entre sus manos, su mirada posándose de nuevo en Yugyeom, de nuevo mirándolo impunemente, recorriendo su cuerpo entero con aquella mirada que el menor amaba y odiaba a la vez.

-Dije “todo”, Yugyeom. -Jinyoung lo miró, un poco contrariado, como si acabara de notar algo.

-Pero… no traigo nada más. Estoy desnudo. –Yugyeom resistió el impulso de llevar sus manos a su entrepierna para cubrirse, no quería dejar ver lo avergonzado que se sentía, aun si sabía que era obvio. Solo rascó su nuca, también contrariado.

-Aquí… -Jinyoung extendió una mano hasta rozar su mejilla-. El parche…

-No… eso. No quiero que lo veas.

-Me dejas verte sin ropa. Todas las partes íntimas de tu cuerpo. Accedes a que te toque, a que te mire, a que te mueva a mi antojo, ¿y no me dejas ver una herida?

-No necesitas ver eso. No es lindo. Digas lo que digas, no lo es. –Yugyeom apartó suavemente su mano, alejando también su rostro.

-¿Quién te hizo esa herida, Yugyeom?

-Te dije que fue…

-No me mientas. Estás completamente desnudo, ¿recuerdas? No tienes cómo ocultar una mentira.

-No tengo por qué contarte cosas como esa. No tienes por qué saberlo. Estoy bien con que veas mi cuerpo, estoy bien con que me toques. Pero eso…

-Es solo una herida…

Yugyeom agachó la mirada. Aquel pintor tenía razón. Era solo una herida. Sin embargo lo que le molestaba no era la herida en sí, era la razón. Lo que estaba detrás de esa herida, era algo que no quería tener presente mientras estaba en aquel lugar. No deseaba que tanta paz se viera manchada por esa asquerosa realidad. Prefería no responder preguntas, o tan siquiera recordar. Quería ser el resto de sí mismo. Quería ser ese cuerpo desnudo, ese que le parecía tan hermoso. No había necesidad de profundizar en nada más.

Sacudió su cabeza, negando con suavidad.

-Todo lo demás está bien… pero ignora eso, por favor.

Sus palabras fueron apenas un murmullo quedo. Esperó que con eso bastara para hacerse entender, esperó no tener que insistir. Y, de cierta forma, no tuvo que hacerlo, en cambio, se sorprendió al sentir las manos de Jinyoung de nuevo en su cuerpo, una acunando suavemente su rostro, la otra envolviendo su espalda baja, sujetándolo como si fuera frágil y precioso. Jinyoung se inclinó levemente, acercando su rostro para depositar un manso beso en su pómulo sano. Tan suave como la caricia de una mariposa, apenas perceptible sobre su caliente y ruborizada piel.