OJOS DE MERCURIO; draco malfoy.

Capitulo veintiuno

Narra Draco:

Cuando entro por la puerta de mi casa veo que está irreconocible.
Antes la Mansión Malfoy era un lugar oscuro y frío pero ahora se cuela el sol por las grandes ventanas iluminando la estancia. Mi madre ha hecho un buen trabajo.

–Hola querido–dice mi madre acercándose a mi y dándome dos besos. –Tú padre te está esperando en su despacho, tiene que hablar contigo de una cosa importante.

–Sale de Azkaban y sigue siendo el mismo idiota de siempre–digo rodando los ojos.
–Dime madre, ¿no podemos ser una familia normal?

Mi madre suspira mientras me mira a los ojos. –Draco, quiero que sepas que todo lo que te diga él yo no estoy de acuerdo, no quiero que pienses que estoy de su lado cuando no es así.

Suspiro y le doy un suave beso en la mejilla antes de dirigirme al despacho de mi padre.

Entro sin llamar encontrándome a mi padre sentado en la silla de su escritorio con un vaso en la mano que debe de llevar alcohol.
Al oír la puerta quita la vista de la ventana para mirarme a mi a los ojos.

–Padre–digo dándole un asentimiento de cabeza como saludo y apoyándome en la pared con los brazos cruzados. –Dice mi madre que quieres hablar conmigo, así que habla–digo con tono frío.

–Veo que tus modales se han esfumado, que no se te olvide con quien estás hablando Draco, soy tu padre–dice acomodándose en la silla sin quitarme la mirada de encima.

–Se muy bien con quien tengo que tener modales y con quien no, ahora habla–digo sin apartar la mirada de él.

Antes me callaba pero no voy a volver a dejar que me use como una marioneta a su antojo.

–Bien–dice levantándose de su silla. –Como verás nuestra situación económica está bajando tras yo estar encarcelado en Azkaban, por lo que he tenido que hablar con el patriarca de los Greengrass para llegar a un acuerdo. Él ha accedido a ayudarnos si tú te casas con su hija menor Astoria.

–Estas loco si piensas que voy a casarme con ella–digo separándome de la pared y yendo hacia él empezando a cabrearme.

–Lo harás, ya he firmado un contrato–dice sentándose en su silla con mirada tranquila.

–¡Me importa una mierda tu puto contrato!–digo dándole un golpe a la mesa. –¡No voy a dejar que vuelvas a manejarme a tu antojo! Después de toda la mierda que me has hecho pasar estos últimos años mientras yo me arriesgaba por tus errores no voy a volver a dejar que me manipules–digo sin quitar la mirada de sus ojos. –No pienso casarme con ella, estoy enamorado de otra persona y no pienso arriesgar todo mi futuro por ti.

–No me levantes el tono de voz Draco, te vas a casar y no hay más que hablar–dice levantándose de la silla.

–¡Cállate joder!–digo mientras doy vueltas por el despacho. –Tengo dieciocho años, soy mayor de edad y puedo hacer lo que quiera.
No vas a volver a utilizarme Lucius, ya no soy un crío que puedas manejar a tu gusto–digo mientras le miro a los ojos. –Y como veo que tú no vas a hablar con el señor Greengrass porque te importo una mierda tendré que ocuparme yo.

–No puedes hacer nada para arruinar esto, ya está todo hablado.

–Ya lo veremos, pero yo que tú no estaría tan seguro. No sabes de lo que soy capaz padre–digo dándole una mirada fría antes de salir de su despacho.

Bajo las escaleras encontrándome con mi madre que me mira con preocupación.

–Draco escúchame–dice cogiéndome del brazo para que la mire. –No estoy de acuerdo con lo que está haciendo tu padre. Tienes que hablar con Astoria para llegar a una solución–dice mientras me acaricia la cara. –He oído que ella tampoco está de acuerdo con el casamiento y eso podría ser vuestra solución.

–Hablaré con ella mamá, pero no me pienso casar con alguien que no sea Katherine.

–Habla con Katherine cariño, ella merece saberlo y además es una chica muy lista, seguro que juntos encontráis una solución.

Yo le doy un beso en la frente para despedirme. –Nos vemos pronto madre, te escribiré con nuevas noticias pronto.

–Te mereces ser feliz cariño, tienes que encontrar una solución, yo confío en ti.

(...)

Cuando entro en la Sala Común oigo la risa de Kath que está tumbada en el sofá con Nora y Evelyn. Las tres se están tronchando de la risa.

–Mira, ahí viene tu amado–dice Nora cuando me ve entrando haciendo que Kath me mire.

Con la mirada le digo que tenemos que hablar lo que hace que ella lo entienda a la primera y se levante del sofá viniendo hacia mi.

–¿Estas bien?–dice murándome a los ojos mientras me acaricia las mejillas.

–No, tenemos que hablar Kath.

Ella me coge por el brazo y me lleva a su habitación cerrando la puerta y poniendo un hechizo silenciador.

Yo me saco la chaqueta quedándome en camisa y me revuelvo el pelo nervioso bajo su atenta mirada.

–Draco ¿que pasa?–dice mientras está sentada en la cama.

–Mi padre, eso es lo que pasa–digo mientras voy de un lado a otro de la habitación. –Que es un puto egoísta y solo piensa en él y en su puto dinero sin importarle nada más.

–¿Que te ha dicho?–pregunta mientras se levanta de la cama y me coge de las manos suavemente.

–Ha firmado un contrato con el señor Greengrass para que yo me case con Astoria y así él le ayuda a recuperar su fortuna–digo suspirando. –Katherine, no se que hacer. No tengo ni puta idea de que debo hacer para anular ese puto contrato.

Ella me mira a los ojos antes de abrazarme fuertemente. –Encontraremos una solución cariño, yo te voy a ayudar.

–Pensaba que te ibas a enfadar–digo sin dejar de abrazarla.

–No puedo enfadar por algo que tú no tienes la culpa Draco, estoy enfadada con tu padre, lo mataría si lo tuviera delante.

Le cojo de las mejillas mientras le miro a los ojos que están un poco llorosos. –No voy a dejar que nadie ni nada destruya lo que tenemos Kath, nos ha costado llegar hasta aquí para que todo se vaya a la mierda.
Me da igual lo que haga mi padre pero no me pienso casar con una persona que no seas tú–digo mientras le acaricio las mejillas.

–¿Te casarías conmigo?–pregunta mientras sonríe.

–Pues claro que me casaría contigo pequeña, eres la mujer de mi vida, siempre lo has sido.

–Tu también eres el hombre de mi vida Draco Malfoy. Encontraremos una solución juntos, te lo prometo–dice antes de besarme delicadamente.