Capitulo once

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La mitad de las vacaciones de Navidad ya habían pasado.
Hoy era 31 de diciembre por lo que venían a cenar y pasar la noche los chicos.

Había estado hablando con Draco por medio de cartas pero no volví a ver al rubio desde que nos despedimos en la estación.
Me había mandado el regalo de Navidad que consistía en una foto enmarcada de nosotros dos, unos pendientes de oro preciosos y una carta diciéndome entre otras cosas que me echaba mucho de menos y que nos veríamos esta noche.

–¡Kath acaba de arreglarte!– me grita mi padre desde el piso de abajo.

Miro la hora y veo que son las siete y aún estoy en pijama y sin duchar.
Me levanto de mi cama corriendo y me doy una ducha lo más rápido que puedo. Cuando estoy lista me dispongo a vestirme con un vestido plateado corto de manga larga y escote pronunciado, me pongo unos tacones negros.
Me decido por peinarme con una coleta alta bien hecha dejando los mechones de delante sueltos y me maquillo lo justo y necesario centrándome en los ojos.

Cuando estoy lista bajo las escaleras encontrándome a mi padre hablando con Theo y Draco.
Cuando me ven me viene a saludar ya que hace días que no nos vemos.

–No sabía que pudieras vestirte decente Kath–dice el castaño bromeando.

–Cierra el pico Nott–digo dándole un golpe amistoso mientras me río.

Cuando me doy cuenta el rubio me tiene aprisionada entre sus brazos sin que me pueda mover por lo que esbozo una sonrisa.

–Yo también te he echado de menos hurón–digo sonriendo por la muestra de cariño por parte del rubio.

–Estas preciosa princesa–me dice sonriendo antes de soltarme.

Lo observo bien y tengo que decir que está guapísimo. Va vestido con un pantalón negro más ceñido de lo normal, una camisa blanca que se le ajusta al torso y un abrigo gris que le queda como un guante. Eso y su pelo perfectamente despeinado hace que se me alteren las hormonas de un momento a otro.

–¡Buenas familia!–grita Blaise entrando por la chimenea de buen humor.

–Y llegó el payaso–dice mi hermano apareciendo en la sala mientras se ríe.

–El que faltaba–dice mi padre riéndose. –¿Y Evelyn y mi nuera no piensan venir?

–Lyn no puede venir, se fue a Alemania a pasar las vacaciones con la familia y Nora dijo que vendría mañana que hoy no podía.

–Pues entonces vamos a sentarnos–dice Blaise. –He traído un champagne que me ha dicho mi madre que es la ostia, tendremos que probarlo digo yo.

–Que no se diga más–dice mi padre yendo hacia el comedor.

(...)

Después de la cena y varias botellas de chanpagne y vino la mesa se encuentra más animada de lo normal.

–¡Faltan cinco minutos para las doce!–digo tras mirar el reloj que cuelga en la pared del comedor.

–Joder que rápido pasa el tiempo–dice Draco a mi lado con gesto divertido.

No se cuantas copas del fantástico champagne de la señora Zabini habrá bebido pero se ve que está contento de más. Blaise hace uno de sus típicos comentarios lo que hace que el rubio y él se empiecen a descojonar de la risa.
No tienen remedio.

OJOS DE MERCURIO; draco malfoy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora