Draco Malfoy enamorado, imposible.
Era imposible que el principe de Slytherin se enamorara. Hasta que llegó Katherine, la princesa de la serpientes, la única chica de Slytherin que no cayó en los brazos del arrogante, mujeriego y apuesto joven Malfo...
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Veo como el comentario que acabo de hacer deja a Draco un poco trastocado. Las pupilas se le dilatan mientras no me saca la mirada de encima.
Me levanto con una sonrisa y me quito las botas y la chaqueta quedándome con el body y la falda puesta para luego acostarme en la cama bajo la mirada del rubio.
Me encanta tomarle el pelo.
–¿No querías estrenar la cama?–me dice apoyándose sobre uno de sus brazos.
–Claro, y por eso vamos a dormir–digo vacilandolo sin quitar la sonrisa de la cara.
Él se acerca a mi sin apartarme la mirada hasta que esta tan cerca que nuestras narices casi se rozan.
–¿Segura que solo quieres dormir? Porque se me ocurren varias cosas que podríamos hacer–me susurra al oído antes de morderme el lóbulo.
–¿Ah si? Por ejemplo...–digo siguiéndole el rollo mientras le acaricio la mandíbula.
–Podemos jugar a las cartas–me susurra haciendo que no pueda evitar soltar una carcajada.
–Draco eres un aguafiestas–digo riéndome mientras me tumbo en la cama aún riéndome.
–Así que aguafiestas...–me dice mientras me mira con mirada de depredador y en un abrir y cerrar de ojos se posiciona encima de mi aprisionándome contra el colchón. –Vamos a ver si arruino la fiesta o no–dice con voz burlona antes de pegar sus labios a los míos con pasión.
Pongo las manos en su pecho acariciandolo por encima de la camisa mientras él traza suaves círculos sobre mi muslo con su mano derecha. Su contacto es suave y hace que la temperatura de la sala suba unos 20 grados de golpe.
–¿Te parece que he arruinado la fiesta?–dice separándose unos milímetros de mí mientras me mira con una sonrisa.
No contesto si no que le cojo del cuello de la camisa y le beso otra vez. Él no tarda en seguirme el ritmo de nuevo mientras sitúa la mano izquierda sobre mi cuello apretándolo ligeramente haciendo que jadee.
Soy yo la que coge la iniciativa para empezar a desabrocharle la camisa botón a botón. Él no pone queja, si no que cuando está totalmente desabrochada se incorpora un poco y se la saca totalmente tirándola a algún lugar de la habitación.
No me cansare nunca de ver a Draco en estas condiciones. Su piel es color crema y tiene unos cuantos lunares esparcidos aleatoriamente. Los músculos de los brazos se tensan cuando se vuelve a posicionar encima de mí pegando su cuerpo totalmente al mío, me coje las muñecas y me las pone encima de la cabeza para empezar a besarme el cuello haciendo que quiera tenerlo aún más cerca.
Le acaricio la espalda mientras él sigue retractándose en mi cuello haciendo que suelte uno que otro suspiro.
Baja una de sus manos a mi falda para bajar la cremallera y me la quita en una milésima de segundo, se nota que sabe como hacerlo bien y de echo en estos momentos lo agradezco.
