𝑫𝒀𝑵𝑨𝑺𝑻𝒀: 𝑇𝐻𝐸 𝑉𝐴𝑀𝑃𝐼𝑅𝐸 𝐷𝐼𝐴𝑅𝐼𝐸𝑆 | 𝐊.𝐌 / 𝐃.𝐒

𝒈𝒐𝒏𝒆

—¿Qué es este lugar?

—Mi hogar. Lo sé. Es algo extraño vivir en medio del bosque con lobos peligrosos pero, ellos me protegen.

—¿Puedo saber tu nombre?

—Merlín —contestó el hombre con una sonrisa—. Estuviste inconsciente cinco días. Fue difícil pero, pude extraer la mayoría del veneno licántropo.

—¿La mayoría? —preguntó, asustada.

Merlín le miró seriamente. Después de entregarle una muda de ropa, la sentó en su comedor para beber un poco de té de hierbas. Natalie estaba casi irreconocible.

—Una parte del veneno llegó a tu sangre, Natalie —informó, mientras se sentaba frente a ella—. No moriste.

—¿Cómo?

—He intentado buscar una respuesta, pero no la hay. Esto es un milagro. Aunque, hay unas consecuencias.

—¿Consecuencias?

En cuanto dijo eso, todo fue en cámara lenta. Pudo sentir las gotas de agua caer afuera, pudo escuchar las pisadas de la gente a kilómetros, pudo sentir todos los olores que desprendía la madera, tierra, hojas, todo. Luego, escuchó el corazón de Merlín palpitar con vida. Agachó la mirada hacia el corazón del hombre, dándose cuenta de algo.

—Ahora eres mitad lobo, Natalie —contestó Merlín por ella.

—No. Es imposible.

—Ya no lo es —contestó.

Después de intentar calmarla, cosa que no logró, Merlín intentó buscar en su Bestiario una manera de revertir la maldición. Porque así Natalie le había llamado: maldición.

—¿Has sabido de mi familia? —preguntó en un susurro la chica.

Merlín suspiró, dejando de lado el caldero para hablarle.

—Sí —asintió—. Tus hermanos: Diago, Beltrán y Alistair son los más afectados. Ni siquiera he visto a tu hermanita pequeña. Tu madre intenta estar bien por ellos, tu hermana ha cautivado la atención de muchos hombres fingiendo dolor y llorando por el pueblo, al igual que tus otros dos hermanos. Y tu padre... recibió oro por tu muerte.

—¿Qué? —preguntó, sorprendida— ¿Recibió oro?

—De todo el pueblo, para hacerte un funeral correspondiente —contestó—. Él dijo que el funeral sería privado, sólo ustedes, pero insistieron.

—Claro que será privado, no hay cuerpo —alegó, enojada—. ¿Y Maggs?

—La pobre no quiere salir de su casa —informó—. Es la más dolida de todos. De verdad te ama. Eres como su nieta.

—Tengo que verla —habló, tomando una capa.

—No. Nadie sabe que estás viva —le negó Merlín— Si sales ahora, ¿qué te afirmará que no eres un peligro? ¿Quieres herir a Maggs? ¿A tus hermanos?