𝐃𝐘𝐍𝐀𝐒𝐓𝐘 | 𝚃𝚅𝙳𝚄 𝚡 𝚃𝙴𝙴𝙽 𝚆𝙾𝙻𝙵 𝙲𝚁𝙾𝚂𝚂𝙾𝚅𝙴𝚁
Todo comenzó en el siglo V d.C
en Britania, donde nadie tenía
idea cómo había sido creado
posiblemente el peor monstruo
de la humanidad.
Una Wendigo, una asesina,
una híbrida.
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533, d.C. Britania.
Alanna le había dicho el secreto de Merlín. Él no era un ser inmortal, sino que, tomaba una siesta de cien años cada cierto tiempo para permanecer en todas las eras. Ese era su plan. Vivir para siempre mediante su sueño de cien años, con un hechizo que alargaba su vida.
En esos tres años, no muchas cosas interesantes pasaron. Nathaniel se había acostumbrado a tener que pasar el resto de su vida atado a su hermana. No podía quitarse la vida, era muy cobarde para eso. Beltrán, por otro lado, amaba su vida de inmortal. El hecho de poder estar en todos los siglos que le quedan de vida le hacía sonar maravilloso. Vería cosas que nadie lograría ver.
Ahora mismo, la carreta se abría paso por los caminos de tierra, dejando a los tres inmortales totalmente sorprendidos.
Britania era una nueva Britania desde que la habían dejado.
Había un gigante castillo, los puestos del mercado habían mejorado considerablemente, había más vida. Todo en tan sólo setenta y seis años.
—Cuando hice el hechizo de localización, Merlín estaba aquí —habló Alanna.
—¿Dónde, exactamente? —preguntó Beltrán.
La bruja apuntó, y todos llevaron su mirada directo al castillo. Los hermanos hicieron una mueca, al sentir que sería imposible matarlo, pero Natalie no dijo absolutamente nada.
—Es la mano derecha del Rey Arturo —informó.
Llegaron hasta el viejo hogar de los Stilinski. El rumor de la maldición se esparció durante años, haciendo el terreno un lugar inhabilitado. Los cuatro caminaron por el lugar, con los Stilinski siendo ahogado por recuerdos.
Nathaniel entró al viejo granero, viendo las cadenas que solían restringir a Mila, viendo el lugar exacto donde solía abusar de su hermana, repetidas veces.
El lugar olía a putrefacción, y el ambiente era mucho más denso que otros lugares del terreno.
Nathaniel corrió por el bosque, hasta llegar a su antiguo hogar. Las velas estaban encendidas, habían animales, un pequeño establo para cerditos, entre otros.
Comenzó a caminar, pensando quién podía estar viviendo ahí. Sabía que Percy había muerto, era algo demasiado probable, pero siempre existiría la duda de...
—¿Tío Nate?
Jadeó, girándose. Detrás suyo, había un anciano de no más de ochenta años. Delgado, con las mangas de su camina remangadas, tal y como era un niño de tres años.
—¿Nixon? —jadeó.
—Sabría que volverías —el anciano sonrió.
De inmediato, Nixon no dudó en invitarlo a pasar, ofreciéndole un té. Era tan raro. Su sobrino tenía casi ochenta años, y él seguía viéndose de unos veintitantos.